POR JOSÉ CARLOS ALBERTO PÉREZ-ANDREU >

¿Paulino contra las cuerdas?

Visto cómo se están sucediendo las cosas en el ámbito político canario, yo me echo las manos a la cabeza. O mucho me equivoco, o esta legislatura va a estar caracterizada por el desconcierto, la inestabilidad y las mociones de censura. José Manuel Soria no para de intentar poner contra las cuerdas a Paulino Rivero. Está echando toda la carne en el asador para romper Coalición Canaria en mil pedazos, fomentando el transfuguismo.

Soria está llevando a cabo, muy en serio, todo un entramado de pactos en los que el PP apoya al PSOE, con el único fin de liquidar de los ayuntamientos a los nacionalistas. Les está logrando comer la moral en muchos feudos que tradicionalmente habían sido y son mayoritariamente de CC. Pero no hay que olvidar, y éste es uno de los asuntos que me revuelve el estómago, que el propio Soria rompió el pacto con CC en el Ejecutivo regional porque los nacionalistas apoyaron, con sus dos votos en el Congreso, los presupuestos de los socialistas en Madrid. Hoy es el PP el que apoya al PSOE. Aunque legítimo, me parece dudosamente ético. Bermúdez es ya el alcalde de Santa Cruz de Tenerife. Pero lo que pocos saben es que el pasado viernes al mediodía se tuvo que suspender una rueda de prensa convocada entre socialistas y CC porque Cristina Tavío le llegó a ofrecer a Julio Pérez el apoyo del PP de cara a que éste fuera alcalde los cuatro años. La cosa no llegó a buen puerto y Cristina se quedó en la estacada. Lo que quiero decir es que el PP está intentando hasta el cuádruple salto mortal con el propósito de fulminar a CC. Huelga comentar las consecuencias que hubiera tenido un pacto PP- PSOE, además en la capital tinerfeña.

Lo que es realmente una incógnita es cómo está moviendo Paulino Rivero las fichas. Casi todos los nacionalistas confían ciegamente en él. Los palmeros están pegados al fuego porque han perdido 12 de los 14 municipios de la isla. Y el Cabildo está en el aire. Aquí es donde Soria se ha hecho fuerte, y ha querido montar un teatro en el que Paulino hubiera sacrificado el poder municipal e insular por lograr para sí mismo la presidencia del Gobierno. Y a esto hay que sumar a los coalicioneros serviles de un pacto con la derecha por la cuenta que les trae, además de Nueva Canarias. No hay que olvidar que sólo hay una única persona que Román Rodríguez odia más que a Soria, y ésa es Paulino Rivero. Todo es un rompecabezas en el que se matan por sumar la cifra mágica, que es 31, la mayoría absoluta en el Parlamento Autónomo. Qué quieren que les diga: cuando la política se mueve por el odio, mal asunto.

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