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Aldrin: “Llegamos a la Luna para toda la Humanidad”

   

Buzz Aldriny Neil Armstrong fueron los primeros hombres en pisar la Luna. | DA

VERÓNICA MARTÍN | Guía de Isora

Es un verdadero héroe internacional. Y él lo sabe. Por ello, ayer se paseaba por el Starmus Festival, que se celebra esta semana en Guía de Isora, con una chaqueta donde mostraba claramente su nombre: Buzz Aldrin. Uno de los tres astronautas que viajaron a la Luna en el Apolo 11. Él y Neil Armstrong fueron los primeros hombres en pisar la Luna.

Tuvo el valor de ser el comandante de la nave Apolo 11 con lo que consiguió que el hombre pisara por primera vez, aunque no la única, la Luna. Fueron hasta 12 más. Aldrin quiso recordar la frase más importante de toda la carrera espacial: “Vinimos en son de paz, para toda la Humanidad, no sólo para nuestros países”, porque “el impacto a corto plazo de nuestro alunizaje era que la humanidad lo consiguió, no sólo Estados Unidos”.

La reflexión tenía lugar en el seno del Starmus Festival, un encuentro de turismo científico que ha logrado reunir en el Sur de Tenerife a las principales figuras de la historia de la aeronáutica espacial en un gran homenaje al primer hombre que viajó al espacio: el ruso Yuri Gagarin. Se trata de un encuentro que se celebra toda esta semana y que culminará con la conferencia del primer hombre en pisar la Luna, Neil Armstrong, el viernes, a lo que seguirá un concierto del grupo Tangerine Dream junto al excomponente de Queen y astrofísico Brian May.

Lo que está claro es que ser el primero era además de apasionante muy peligroso, pues se trataba de un momento en que había tantas probabilidades (o más) de morir en el intento que de lograr llegar, y lo más complejo, regresar. Pero lo hizo. Y aquí está para contarlo. Aldrin pertenece a esa generación de astronautas militares que crecieron en medio de la competitividad de la Guerra Fría. De cuando era necesario diferenciar entre los mediáticos astronautas americanos de los disciplinados cosmonautas de la extinta Unión Soviética. Décadas después, analiza esos primeros momentos y comenta que “cuando se empieza con algo, se logran retos muy importantes en el principio”. También reconoce que en su momento avanzaron con la Guerra Fría y la rivalidad tecnológica pues “había que dar la impresión de que estábamos logrando más que la Unión Soviética”.

El propio comandante recuerda que esa competencia y esa situación de constante vigilancia entre ambas potencias llevó al “presidente Kennedy a decir de una forma clara que se trataba de una carrera y el público se metió de lleno en este proceso”. Los americanos querían ser los primeros en pisar la Luna. La carrera que tenía una gran aceptación social y mediática, y que, luego, se continuaba en los laboratorios. “Como ingenieros, logramos que la capacidad de los cohetes fuera la suficiente e hicimos los cálculos con la precisión necesaria para traducirlos en un logro -que podría llamarse sencillo- de salir de la Tierra, entrar en órbita y llegar a alunizar”, comenta Aldrin, quien remarca que “lo habíamos hecho muchas veces; pero lo complicado era colocar la nave espacial en una forma que pudiera ajustar su velocidad, dar la vuelta a la Luna y conseguir un alunizaje suave sin problemas. Ese fue el gran desafío técnico y es lo que hicimos”.

Buzz Aldrin, miembro de la mítica tripulación del Apolo XI, participó el lunes en el Starmus Festival. | EFE

Ingravidez

Una década antes del mítico 20 de julio de 1969, ya Buzz Aldrin era un experto en entrenamientos sin gravidez. “Es muy fácil trabajar con un campo de gravidez; pero cuando falta la gravedad y se abre la escotilla, hay que arreglárselas para el gran desafío”, comentó en el seno del Festival Starmus. En esa carrera por demostrar la supremacía tecnológica y militar, era muy importante ser el primero en pisar la Luna. Pero, para ello, había que vencer la ingravidez y eso requería esfuerzo y entrenamiento. “Tenemos que tener un punto de anclaje. Los reposapiés y el uso del velcro son importantes pero, cuando se someten a las fuerzas de estos vehículos, no es suficiente”, comenta. Como anécdota, dice que “la gente que monta a caballo se adapta perfectamente, gira bien los pies y los tobillos y se convierte en un proceso natural”.
Como experto del programa de entrenamiento, critica que la NASA no continuara con dos técnicas que considera esenciales: el ensayo de la ingravidez en piscinas y el uso de mochilas. Asegura que de lo único que se arrepiente de su etapa como astronauta es del abandono de estas dos técnicas. Aporta que el gran peligro “era el cable de 100 metros que nos ponían y si se enrollaba, te cortaba el suministro”. Aldrin insiste: “Fue el aspecto simbólico, el simbolismo de llevar a un ser humano a dar ese gran paso “para la Humanidad”, no “sólo para Estados Unidos, estábamos haciendo algo importante para todos”. Además, ahora hace repaso y asegura que “hemos logrado mucho más de lo que pensábamos”.

Colaboración

Atrás quedaron los años de la Guerra Fría y la lucha de poder que arrastraba a científicos y militares en ambas potencias. Ahora, son capaces de celebrar el 50 aniversario del viaje de Yuri Gagarin todos juntos y, además, de colaborar en misiones e iniciativas conjuntas. Esto es algo que Buzz Aldrin (conocido entre sus colegas astronautas como Dr. Rendezvous porque en su tesis doctoral versaba sobre encuentros espaciales) tiene claro: la unión hace el avance. Ante la pregunta de si la competición entre países les obligó a avanzar, responde que “la competición para mí es malgastar energías. Lo mejor es buscar el mejor entre varios” y apostar por él. En este sentido, cree “que la Estación Espacial Internacional (ISS, en sus siglas en inglés) es un buen ejemplo, “aunque, a veces, no ha sido tan bueno”. Se explica: “hay que repartir las tareas, los países contribuyen según su cuota de presupuesto pero ¿quién es el líder, el que más dinero aporta?”, se pregunta y añade que “tenemos que estudiar las posibilidades”. El mítico astronauta critica que Estados Unidos gastara más de 1.000 millones de dólares en la SSI y luego vendiera contrapartidas. “Si la humanidad vuelve a la Luna e instalamos el espíritu pionero, tenemos países que te quieren matar y enterrar y otros que quieren colaborar”, afirma.

Con respecto al presente y al futuro de la carrera espacial, el astronauta apuesta por ir a Marte y para ello, utilizar la colaboración internacional más que la competencia. De su experiencia en una nave espacial, extrae la necesidad de un liderazgo y “y que las personas implicadas combinen adecuadamente las características. Tienen que enterrar sus egos, sus perspectivas egoístas pues los seres humanos se han mostrado muy competitivos”. Remarca que los psicólogos aconsejan que en una nave “siempre tiene que ir un número impar de personas porque alguien tiene que ser reconocido como líder”.

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“Hay un planeta candidato a albergar vida”

La eterna pregunta de si hay vida fuera de nuestro planeta podrá resolverse en breve. Hay muchos equipos científicos deseando ser los primeros en encontrar el hermano gemelo de nuestro planeta azul. En esa carrera se hallan el organizador del Starmus Festival e investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), Garik Israelian. Además, están otros como Michel Mayor de la Universidad de Ginebra y Claude Nicollier, astronauta de la ESA.

Ambos estudiaron en la misma universidad, en Laussane, y ayer confesaron que jamás se imaginarían estar juntos en Tenerife hablando de encontrar vida extraterrestre y de importantes misiones espaciales. Nicollier insistió en que esa búsqueda forma parte de la “evolución del ser vivo”, que ha pasado de ser bacterias a convertirse en seres humanos. “Los que vienen detrás van a estudiar entornos mucho más allá de nuestro Universo”.

Mayor remarcó que uno de los retos más excitantes es “descubrir vida en otra parte del Sistema Solar”. Algo que empezó a perfilarse hace veinte años y donde ahora se han detectado condiciones compatibles con la vida. “Sería fantástico descubrir que hay ADN en Marte, es algo que nos gustaría saber antes de morir”, comentaron.

Mayor señaló que su trabajo con exoplanetas está muy avanzado. Hay un candidato con el nombre de HD-85-5-12B. Con respecto a la posibilidad de un contacto con vida extraterrestre inteligente, ambos científicos remarcaron que es muy improbable debido, principalmente, a las distancias existentes. [/apunte]