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VÉRTIGO > POR JOSÉ CARLOS ALBERTO PÉREZ-ANDREU

Algunos asesores de Santa Cruz

   

Mientras José Manuel Bermúdez y Julio Pérez se afanan por poner en marcha un solo ayuntamiento de Santa Cruz, intentando dejar de lado (además de carreras partidistas) gastos superfluos para centrarse en una legislatura austera por necesidad, aún oímos voces de ilustres vividores que mamaban de las ubres de la vaca de la administración Zerolo clamando por una asesoría. Estos saqueadores de las arcas públicas, muchos de ellos cuasi vitalicios, se empeñan en que sin ellos Santa Cruz no tiene futuro. Y ya va siendo hora de que alguien los ponga en su sitio, es decir, en la calle o en la empresa privada.

Estos pollos, mal llamados zerolistas, flaco favor le hacen a Miguel. Únicamente, lo han usado y lo usan como excusa para mantener su propio sueldo que cobran de los fondos públicos. A esta caterva de estómagos desagradecidos no la he visto ni oído, en ningún momento, salir en defensa de Miguel Zerolo que es quien los puso a dedo. Jamás, y vaya si hay foros donde haber hecho un mínimo gesto. Son unos inmorales. Si creen para bien en quien los designó, ya podían haberle echado un cabo. Y si creen que puede haber algún indicio de oscurantismo, ya se podían haber mandado a mudar. Es de cajón. Están y han estado agachados sin hacer nada, presenciando un espectáculo lamentable, y me refiero al continuo juicio paralelo al que ha sido sometido el exalcalde durante más de una legislatura.

Pero en vez de agradecer la oportunidad que han tenido de contribuir al crecimiento de la ciudad (en el mejor de los casos), y de paso al de sus cuentas corrientes, resulta que quieren reengancharse forzando situaciones grotescas. Desde luego, el alcalde Bermúdez tiene puntos flacos, ahora, escuchar como lo ponen a caldo de pota porque no les renueva el contratito me pone de los nervios. Máxime en una ciudad que hasta hace unos meses fue declarada en alerta social. Los nacionalistas y los socialistas están tratando de unificar todos los criterios posibles de cara a reducir gastos. Lejos de tener equipos paralelos como ocurría en la época del pacto con el PP, se intenta tener una estructura única que represente a toda la institución. Los tiempos no son los de antes y a grandes males grandes remedios.

Y dicho esto, me gustaría concluir añadiendo que una institución pública necesita de asesores, coches oficiales, teléfonos móviles y más bienes y servicios que tampoco voy a relatar aquí. La línea divisoria entre el despilfarro y ser el ayuntamiento más chafalmeja de España es muy delgada y debe trazarse bien. Santa Cruz se enfrenta a una cruzada histórica en la que hacen falta cabezas ágiles y bien amuebladas y en la que sobran, más que vividores, caraduras de tomo y lomo que lo único que saben hacer es urdir culebrones de tres al cuarto. Y dicho esto, me quedo tan pancho, fin.

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