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EL MEGÁFONO > LOS ROQUES DE FASNIA (I)

Dos roques con luces y sombras

   

La playa del Abrigo, reconstruida por Costas, es la obra más importante llevada acabo en la zona, pendiente aún de su ampliación. | SERGIO MÉNDEZ

NORBERTO CHIJEB | FASNIA

En su día, como casi cualquier núcleo costero de Tenerife, fue un pequeño embarcadero para los pescadores de la zona y para los cosecheros de Fasnia, que se acercaban hasta Los Roques para embarcar las papas con destino a Gran Canaria y cambiarlas allí por sal.

No fue hasta la segunda mitad del siglo pasado, exactamente en 1964, cuando Los Roques de Fasnia comenzó a convertirse en un centro de turismo y descanso, coincidiendo con la apertura de los apartamentos Bahía. Desde entonces es el edificio más emblemático del barrio, que hoy apenas alberga a medio centenar de personas cuando tiene capacidad para casi medio millar. Su estado de abandono y la propia sentencia del Supremo sobre su piscina natural -clausurada por sentencia de ese tribunal- hacen que su futuro sea tan negro como el de las primeras casas que se construyeron al socaire de la playa de Los Roques, donde unos desprendimientos obligaron al anterior alcalde, Pedro Hernández Tejera, a precintar tres viviendas y la propia ermita de San Roque, cuyo imagen se encuentra hoy en el casco del pueblo.
Damián Pérez Viera, desde el sábado nuevo alcalde socialista, tras 24 años de gobierno de Coalición Canaria, y vecino de Los Roques, ya ha manifestado que espera una pronta solución a la reapertura de esas casas, de la ermita e incluso del túnel que une la playa de Los Roques con la del Abrigo, pasando por la piscina natural del Bahía, aunque sabe que “salvar la piscina se antoja una tarea casi imposible, pero trataremos de convencer a Costa para al menos salvar la mitad de ella”, llegó a decir.

Y es que buena parte del futuro crecimiento de Fasnia pasa por Los Roques, porque ahora mismo es de los pocos lugares que tiene parte del 1,9% de terreno urbano en el municipio y ello ya se observa con nuevas edificaciones en la calle donde se encuentra el Centro Cultural, al final de ésta, al norte de la playa del Abrigo, que es una hermosa playa de arena negra y callao, recién reconstruida por Costas y a la que el nuevo consistorio fasniero quiere poner un espigón en al norte, para hacerla aún más atractiva. Entretanto, se denuncia que mucha de su arena fue llevada de allí para la playa de La Nea, en Radazul, mientras que en Los Roques se dejó piedra machacada. Pero al menos ya está abierta, tras mantenerla cerrada durante largo tiempo el Ayuntamiento por derrumbes en la zona norte. Pero la playa sigue siendo espectacular, como lo es el pequeño pueblo flanqueado por dos gigantescos roques, uno situado en el mar y otro en uno de los extremos de la playa más pequeña, que dan luz y sombra a un barrio que no pasa precisamente por su mejor momento y que vive con el permanente temor de los derrumbes, de la Ley de Costa y de la hasta ahora escasa protección que le han dado desde su Ayuntamiento.

Esta corporación tratará de poner en valor la zona, como a su vecina Las Eras, porque se entiende que Fasnia necesita encontrar un acomodo en la costa que le sirva como escaparate para vender todo un municipio que presume de tener la mejor agua de la Isla y que ahora también quiere presumir de tener una buena zona de baño, sobre todo ahora que la actividad de la pesca ha pasado a ser sólo un recuerdo, un grato recuerdo como en casi toda la costa este de Tenerife.