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La agroecología revisa sus garantías

   

CANDELARIO GUANCHE | TENERIFE

El consumo de productos hortícolas ha decrecido bajo los efectos de la crisis por la E.coli alemana, la E.coli enterohemorrágicas (EHEC), y junto a la rutina que acompaña la confusión, surgen dudas con la que muchos ponen el freno sin reparar en la oportunidad del acto reflejo.

Los agricultores que aplican los principios ecológicos en sus explotaciones son conscientes de que el actual revés representa una oportunidad magnífica para destacar la fortaleza que distingue a su oferta.

La inquietud que se aprecia en el ámbito de la agroecología surge al verse cuestionado el uso de los residuos ganaderos en la agricultura general.

Hay que precisar que la agricultura ecológica es especialmente restrictiva en ello. La normativa que se ha establecido y por cuya aplicación vela Intereco, asociación que agrupa a los comités y consejos de agricultura ecológica de las autonomías, parte del Reglamento 889/2008, de la Comisión Europea, que señala con precisión los fertilizantes y acondicionadores del suelo autorizados.

Los residuos ganaderos han de proceder de ganadería ecológica y, si son frescos, se aplicarán una vez se sometan al proceso de compostaje; de ser líquidos tras cubrir la fase de fermentación. El problema que se ha planteado y del que es ajeno la agricultura ecológica se convierte en una nueva oportunidad para consolidar todas las fases de producción. El sector ha solicitado mayor precisión en cuanto a la definición de los insumos aptos para su aplicación, al tiempo que se ha interesado por acreditar los procesos que se siguen en la analítica para el control en los productos que acceden al mercado, que por el momento se limita al nivel de nitratos en espinacas y lechugas o en los cereales que se utilizan en la elaboración de preparados para la alimentación infantil. El reconocimiento alemán de ser causante del problema, aunque tarde, puede ser de utilidad.