Los días siguientes al fallecimiento de nuestra ilustre y querida paisana Mª Rosa Alonso Rodríguez, los medios de comunicación dedicaron muchos de sus espacios a desgranar semblanzas y referencias sobre esta singular mujer: crónicas, entrevistas, testimonios y opiniones que destacaban la brillantez de su trayectoria intelectual, su faceta investigadora, su actitud precursora de una modernidad por venir, su rebeldía, su sentido del humor y, sobre todo, su prodigiosa capacidad evocadora, que la convirtieron en testimonio vivo de la suma de muchas épocas. De todo ese caudal informativo, proveniente de plumas tan autorizadas como las de Olga Álvarez, Juan Cruz, Antonio Puente, G. García-Alcalde, Daniel Duque, Cándida Carballo, Víctor Álamo de la Rosa, Carmelo Rivero o su propio sobrino, Elfidio Alonso, quiero destacar algunas referencias específicas a su condición de mujer y al papel de las mujeres desde su óptica de adelantada y “conquistadora” de espacios tradicionalmente masculinizados.
No cabe duda de que Mª Rosa Alonso, proponiéndoselo o no, fue una abanderada de la causa de la igualdad, rompiendo moldes y estereotipos de género -seguro que si me leyera diría qué tontería es ésa- irrumpió en las aulas universitarias cuando la presencia femenina era anecdótica, proclamó su ideología de izquierdas compitiendo con las consignas de la Sección Femenina, se dedicó al cultivo del intelecto, se codeó con los más conspicuos pensadores de la época e investigó y sentó cátedra sobre nuestra lengua. Fue impulsora y pionera de iniciativas culturales de primer orden, se rió de la vida a carcajada y, sobre todo -como tan acertadamente la describe Juan Cruz-, “fue una de las intelectuales canarias y españolas que de manera más determinante se opuso al malentendido de que la condición femenina era pretexto para obligar a las mujeres a decir sí”. Mª Rosa Alonso fue acreedora de múltiples premios y distinciones durante su larga y fructífera vida, pero hay uno que, sin duda, simboliza todos esos valores por los que algunas de sus coetáneas lucharon denodadamente, la igualdad; la igualdad como valor humano vinculado a la libertad. No sé si Mª Rosa se sintió feminista o si simpatizó con la causa del feminismo, pero estoy segura de que como ilustrada participó y celebró todos los avances de las mujeres a lo largo del pasado siglo.
Esto lo tuvo muy en cuenta el Instituto Canario de la Mujer -hoy de Igualdad- cuando en 2003 le concedió merecidamente la Distinción Honorífica de este organismo. “Por su contribución a los estudios humanísticos, por su exigencia y rigor en el análisis de los más relevantes autores, actitudes y momentos de la literatura canaria, por su creatividad, y por su labor pedagógica y divulgativa, por sus convicciones y por su persistencia en la enunciación de su voz de mujer en igualdad, se concede la Distinción Honorífica a Doña Mª Rosa Alonso Rodríguez”. Así reza el acta del jurado de los premios del Instituto Canario de la Mujer 2003 (…). Muchos comentarios hizo en su vida sobre sus vivencias como mujer y sobre las dificultades de las mujeres para alcanzar la igualdad. Así lo dijo en una entrevista con Cándida Carballo allá por octubre de 2004. “A las mujeres -decía- les va costar mucho la igualdad; casi nunca la van a conseguir”. (…) Cuánta sabiduría en estas sencillas palabras. Ella, reconocida en los más diversos ámbitos, la única mujer que tiene un Doctorado Honoris Causa por laUniversidad de La Laguna, era consciente de que al camino de la igualdad le faltan aún muchos tramos.
*Directora del Instituto Canario de la Igualdad