X
TENERIFE >

Ricardo Melchior promete por cuarta vez como presidente del Gobierno insular

   

Ricardo Melchior se dirige a los asistentes tras tomar posesión. | SERGIO MÉNDEZ

JESSICA MORENO / VERÓNICA MARTÍN | Santa Cruz de Tenerife

No hubo sorpresas. En la tarde de ayer, el cabeza de lista de Coalición Canaria, Ricardo Melchior, tomó posesión de su cargo como presidente del Cabildo de Tenerife por cuatra vez consecutiva. En esta ocasión, la única diferencia será que su socio de gobierno será el Grupo Socialista, con Aurelio Abreu al frente.

Pasados diez minutos de las 19.00 horas, comenzaba el acto con la entrada de los 31 consejeros electos de la Corporación. Asimismo, tras la constitución de la mesa de edad, formada por el mayor del pleno, Ricardo Melchior y el de menor edad, Miguel Díaz Llanos, cada uno de los consejeros pasó a jurar o prometer su cargo. Luchar contra la crisis económica, fomentar el empleo, la puesta en marcha de los hospitales de la Isla o trabajar por los más necesitados fueron algunos de los puntos clave que estuvieron presente en los discursos de los tres portavoces políticos: Aurelio Abreu (PSOE), Antonio Alarcó (PP) y Ricardo Melchior (CC).

“Tenerife es la suma de 31 municipios, así lo vemos los socialistas y bajo esa premisa trabajaremos para conseguir una Isla más solidaria, más equilibrada, más igualitaria para todos los ciudadanos”, indicó Abreu, además de insitir en “en la adecuada protección de las personas con discapacidad, los mayores, las personas dependientes, las mujeres maltratadas, los menores y las personas en riesgo de exclusión social”.

Alarcó, durante su intervención, abogó por “el diálogo” para este mandato y “consenso entre los distintos grupos políticos”. Quizás por eso, segundos después suprimió una de las frases de su discurso original -distribuido entre los medios- en la que señalaba que “somos la única fuerza política que sube en esta legislatura en porcentaje y en votos, y aún no hemos sido llamados en ningún momento”.

Asimismo, afirmó que el PP “tendrá la oportunidad de supervissar y fiscalizar la acción de gobierno”, además de ofrecer lealtad y consenso.

El último en intervenir en el acto de ayer, que se prolongó durante algo más de una hora, fue el presidente del Cabildo, quien no dudó durante sus palabras en exigir “trabajo, seriedad, rigor, colaboración, lealtad y generosidad de actuación a todos aquellos que me acompañarán en tareas de gobierno y espero un comportamiento similar de los que serán oposición”.

Melchior insistió en los momentos de coyuntura económica actuales y matizó que “con ilusión, esperanza y optimismo, estamos convencidos de que vamos a ser capaces de superar los reveses que nos han venido impuestos y recuperar la senda de progreso y prosperidad recorrida en las últimas décadas”.

Durante sus palabras, no dejó de recordar a sus compañeros de Corporación, los exconsejeros y los trabajadores del Cabildo, al igual que hizo una mención especial de Adán Martín, expresidente, y la funcionaria Mary Luz Vallejo, fallecidos ambos el año pasado.

“Unidad de acción, altitud de miras y transparencia, a la luz del día, han facilitado el acuerdo entre Coalición Canaria y el Partido Socialista. Desde Tenerife y para Tenerife. Como no podía ser de otra manera, porque hablamos de la gobernabilidad de una institución como el Cabildo Insular, cuya soberanía de actuación queda probada en casi un siglo de historia”, señaló Melchior.

Así, añadió que “aquí solo cabe hablar de ideas, iniciativas, planes y proyectos comunes que nos ayuden a mejorar la situación de la Isla y sus habitantes”,
Finalmente, después de casi un mes de incertidumbres sobre posibles acuerdos políticos para el gobierno, el Cabildo insular ya está conformado. Habrá que esperar ahora a ver el desenlace de estos cuatro años.

Ricardo Melchior, Antonio Alarcó y Aurelio Abreu, durante el acto. | SERGIO MÉNDEZ

[apunte]

Calor, besos con indignados de banda sonora

VERÓNICA MARTÍN | Santa Cruz de Tenerife

Ricardo Melchior lleva tanto tiempo siendo presidente del Cabildo de Tenerife que ya se sabe de memoria las sesiones de investidura. La sesión de ayer fue de las de tacones, besos y aplausos con la novedad de que había algo de banda sonora de los indignados que estaban por fuera de la Corporación haciendo un pacífico ruido y repartiendo pan, “porque los chorizos están dentro”.

Eran pocos y casi había una cuota de un aburrido policía por cada indignado indignado. Sin embargo, al final de la tarde la cosa se complicó y se volvieron a vivir momentos de tensión especialmente con la salida de algunos cargos públicos que fueron escoltados por la policía aunque sin mayor trascendencia.

En estos tiempos de crisis, no sería mala idea que el Cabildo comercializara actos como el de ayer, pues con la afluencia de público tan importante se lograría cubrir alguna que otra necesidad. Como se suele decir, no cabía ni un alfiler ni en el Salón Noble ni en las salas adyacentes donde la gente seguía desde los tediosos discursos hasta los mejores momentos como cuando el hijo del nacionalista Carlos Alonso se subió encima de él o cuando el consejero Efraín Medina (por supuesto el mejor vestido con camisa fresa y corbata azul) innovó en su juramento y le ofreció lealtad “al rey, al presidente del Cabildo y al Estatuto de Autonomía”.

Del resto, muchos familiares, amigos y compañeros de los tres partidos llenaban el edificio insular. Algunos, en busca de la pedrea postpacto y otros para, simplemente, apoyar a los suyos o para averiguar si, finalmente, sigue en su puesto o le buscan otro. “Esto es como los Premios Teide de Oro que la gente se mata por venir”, comentaban algunos en la Corporación.

Pese al ruido de calderos y demás instrumentos de los de fuera, al que más indignado se le veía era a Antonio Alarcó que, raro en él, no mostraba su furia optimista y prometía que “seguiría en la lucha”. En su largo discurso no omitió que en el Cabildo había “dos senadores” y dejó bien claro que eran él y Aurelio Abreu, lo que lleva a recordar que Melchior había perdido esa opción en las últimas nacionales.

Sutiles piedritas aparte, el acto tuvo la solemnidad que se esperaba solo empañada porque en la imposición de la medalla a cada consejero del Cabildo se atascaba en dos de cada tres. Alguien compró cordones que no contemplaban ni el perímetro craneal de algunos ni las trabas en el pelo de otras, la mayoría de ellas vestidas de blanco y negro aunque hubo azules y rojos (especialmente, en las socialistas).

Melchior, con corbata ‘azul-Tenerife’, recibió un tímido aplauso de Antonio Alarcó y ovación de su público

Ricardo Melchior eligió un azul Tenerife para su corbata mientras que, su actual socio de Gobierno, Aurelio Abreu coincidió con Alarcó en el gris de las suya. Era en lo único que coincidían ayer.

Mientras los indignados seguían fuera, dentro se sucedían los besos y las felicitaciones. Muchos comentaban lo que se había emocionado Ricardo Melchior pero…a estas alturas, ¿quién no ha visto llorar al presidente?
[/apunte]