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Un decenio de investigación

   

Basilio Valladares, máximo responsable del Instituto de Enfermedades Tropicales. / JAVIER GANIVET

ÁNGELES RIOBO | Santa Cruz de Tenerife

Ni los virus ni las bacterias entienden de fronteras, solo de lugares idóneos para vivir y multiplicarse, por lo que no es de extrañar que Canarias, encrucijada de Europa, África y América, sea también un paraíso para ellos. En este punto, instituciones como el Instituto de Enfermedades Tropicales de la Universidad de La Laguna (ULL) que hoy cumple una década, sirven de agentes aduaneros y controlan el flujo de patógenos que intentan instalarse en las Islas ayudados por los movimientos turísticos y migratorios.

Además de proteger a la población mediante la investigación de enfermedades propias de climas cálidos, que hoy desarrollan 31 jóvenes investigadores, el laboratorio de Enfermedades Tropicales ha logrado situarse a la cabeza en investigación de este tipo de vida microscópica, en sus diez años de vida.

El director del Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales, Basilio Valladares, explica a DIARIO DE AVISOS, que el instituto se creó con tres objetivos fundamentales. El primero el de desarrollo de investigación básica para estudiar estas “enfermedades olvidadas” por el primer mundo. “Hay que tener en cuenta que los países de la zona tropical son precisamente los más pobres del mundo -África, Asia y Sudamérica-, y que en Europa estas enfermedades no interesan”, explica el científico. Otro de los cometidos del instituto es velar por la seguridad de Canarias. La acción se desarrolla en combinación con la dirección General de Salud Pública, mediante trabajos de control de enfermedades y el estudio de los vectores -medios de transmisión como mosquitos, ratones, ratas, conejos- para proteger a la población de las Islas.  “Aquí vienen barcos y aviones de todos lados, de Asia, Sudamérica, Europa y África, por lo que somos un punto intermedio de paso. Además los movimientos migratorios propios de la globalización y el turismo mueven las enfermedades”, recuerda.

La transferencia del conocimiento y técnicas a través del desarrollo de proyectos de investigación y aplicación es “tercera pata del trípode”. Desde el Instituto se desarrollan patentes de medicamentos, vacunas y prototipos para el diagnóstico de enfermedades. También en base a la aplicación directa con los países a través de los proyectos de investigación en países en vía de desarrollo. “En estos momentos tenemos proyectos financiados por la Agencia Española de Cooperación Internacional en Perú, en Chile y, en breve, en Panamá. También mantenemos relaciones de trabajo con Cabo Verde”.

La Plataforma

Valladares subraya la importancia de creación de la Plataforma Atlántica  para el Control y la Investigación de las Enfermedades Tropicales, dentro del Campus de Excelencia Internacional de las dos Universidades Canarias el pasado 1 de marzo, a la que se han adherido varios países en vías de desarrollo con el fin de erradicar las enfermedades tropicales mediante proyectos que resuelvan los problemas en sus propios países, como estudios epidemiológicos, formación de personal, y crear sus propios laboratorios.

Desde el instituto se desarrolla un proyecto en Cuzco (Perú) para combatir la leishmaniasis, una enfermedad transmitida por mosquitos, endémica y mutilante que puede provocar la muerte. “Les hemos proporcionado moléculas útiles para el diagnostico de la enfermedad, otras que podrían servir para vacunas y otras moléculas útiles para terapia, además de un laboratorio en la zona donde ellos mismos desarrollan los trabajos”. Una de las investigaciones actuales capitaneada desde los laboratorios de  enfermedades tropicales  la ULL son los trabajos sobre las amebas de vida libre, que se encuentran en más de la mitad de los estuches de lentillas.

“Las amebas de vida libre pueden producir queratitis o  meningoencefalitis a las personas que usan lentillas, la primera puede provocar ceguera y la segunda la muerte”, explica el doctor y expone que a través de las investigaciones han diseñado una sustancia activa que es capaz de anular los patógenos de esas amebas. La sustancia química ya está patentada y pasará a fabricarse en las farmacéuticas para que lo introduzcan en los líquidos de las lentillas. Otro de los trabajos es un estudio para analizar los mosquitos existentes en Canarias que puedan transmitir enfermedades tropicales. “Montamos un sistema de vigilancia con trampas de mosquitos en los puertos de las Islas para que los barcos no nos traigan cosas que no tenemos”, comentó.

[apunte]La visita de Manuel Patarroyo

El Instituto de Enfermedades dispone desde marzo de un laboratorio de seguridad biológica P3. Esta infraestructura permite trabajar con patógenos altamente contaminantes para las personas y el medio ambiente como la fiebre amarilla, tuberculosis o VIH, con la máxima seguridad. Son recintos herméticos con filtros especiales que no dejan entrar ni salir ninguna partícula. “Es el único de Canarias y permite trabajar a otro nivel”, expone Valladares. Hoy por hoy el Instituto de Enfermedades Tropicales destaca por su excelente dotación y proyección internacional de sus investigaciones. “Ha sido gracias al trabajo de todos” celebra el director quien destaca la importante colaboración recibida durante estos diez años a nivel político y científico. Este lunes, a las 18.30 horas, se celebrará en la Facultad de Farmacia de la Universidad de La Laguna una jornada que contará con la visita del prestigioso investigador colombiano Manuel Elkin Patarroyo, y en la que se distinguirá a personas “fundamentales para el instituto” como Ricardo Melchior y Ana Oramas.[/apunte]