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… y diecinueve para Salvador

   

Salvador Morales | DA

T. F. | SANTA CRUZ DE TENERIFE

Hasta 19 años de privación de libertad han sido fijados por la Sección Quinta de la Audiencia provincial de Santa Cruz de Tenerife como pena impuesta a Salvador Morales, al considerar probado con anterioridad un tribunal conformado por un jurado popular que asesinó vilmente y ocultó el cadáver de la que fuera su pareja sentimental durante 17 años, Isabel Canino, en hechos acaecidos en la infausta mañana del 21 de marzo de 2009. La sentencia, adelantada ayer en los micrófonos de Radio Unión Te-nerife, destaca por sus detallados análisis jurídicos.

Para cualificar el delito de Salvador como asesinato, el magistrado aprecia la concurrencia de la circunstancia de la alevosía con la que se cometió el crimen, mientras que la pena se eleva cerca del máximo establecido al entenderse probado el parentesco entre agresor y víctima. Precisamente, Salvador será juzgado próximamente como su-puesto maltratador de Isabel, aunque ya la sentencia que nos ocupa apunta a que será igualmente condenado.

El fallo

Según se recoge en la sentencia, el magistrado-juez fija los 19 años de cárcel atendiendo a las reglas de cálculo previstas en el Código Penal para la fijación de las penas, reduciendo en apenas uno los veinte solicitados tanto por la Fiscalía como por la acusación particular y la Abogacía del Estado.

Las acusaciones personadas pedían veinte años de prisión

Además de la referida condena, entre las penas accesorias impuestas por la Audiencia figura que Morales sufrirá una inhabilitación absoluta por el mismo periodo de tiempo, así como la prohibición de acercarse a los padres y la hermana de Isabel. Precisamente, se fijan las indemnizaciones de 110.000 euros para los progenitores y de 70.000 para la hermana. Aquí cabría recordar que la actitud de Salvador de ocultar durante unos 70 días el triste final de la mujer sin duda elevó aún más si cabe el dolor y sufrimiento de su familia.

Los hechos

Tal y como recoge la sentencia, ha quedado demostrado que el ahora condenado ató las manos de Isabel Canino con una brida y la asfixió con otra, impidiendo que ella pudiese defenderse.

Lejos de recapacitar sobre su terrible acción, Salvador ocultó el cadáver en una fosa séptica situada en una vivienda del lagunero Camino de La Hornera propiedad suya, donde finalmente fue encontrado el 28 de mayo de 2009 por los investigadores del Cuerpo Nacional de Policía.

Tanto el jurado como ahora el magistrado en su sentencia entienden descartada la existencia de una tercera persona involucrada en este asesinato, dado que Salvador se caracteriza por ser muy celoso y controlador, lo que hace increíble que abandonase al objeto de sus desvelos a solas con un desconocido.

Lo alevoso cualifica el delito, el parentesco agrava la pena

Cabe destacar sobre este crimen que, tras asfixiar a Isabel y ocultar su cuerpo en sitio tan penoso para el honor de la víctima, Salvador “continuó desde ese momento haciendo su vida normal”, sin que los continuos requerimientos de familia, compañeros de trabajo y hasta policiales lo hicieran recapacitar sobre la maldad de su comportamiento.

En cuanto a la naturaleza del crimen, queda igualmente probado que ambos mantuvieron una relación sentimental hasta el día de autos, cuando Salvador la forzó primero a llamar a la esposa de Berto, un rival sindical del condenado con el que Isabel iniciaba a su vez una nueva relación sentimental, para que le comunicara la infidelidad descrita.

Posteriormente, “le colocó una brida en el cuello y con la intención de acabar con su vida, la cerró por la parte de atrás de su cuello, produciéndole la muerte en muy poco tiempo”. Otra brida apareció sujetando las manos de la víctima a la espalda.