SANTIAGO TOSTE | SANTA CRUZ DE TENERIFE
“Abrimos el museo en la peor época posible, octubre de 2008, cuando la crisis económica empezó a manifestarse en toda su gravedad; y eso provocó que algunos de los proyectos que yo tenía en mente se quedasen en la cuneta”. Javier González de Durana cierra este domingo una etapa de tres años al frente de la dirección artística de TEA Tenerife Espacio de las Artes, y ayer celebró un encuentro con los periodistas a modo de balance y despedida. Un ansiado encuentro en el que no estuvo solo, ya que contó también con la presencia del director insular de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo, Cristóbal de la Rosa.
Y precisamente, la primera pregunta que recibió quien va a dirigir ahora el museo dedicado al modisto vasco Cristóbal Balenciaga en Getaria, Guipúzcoa, fue acerca de lo poco que se había prodigado a la hora de conceder entrevistas; a este diario, por ejemplo y sin ir más lejos. Aspecto éste que De Durana rechazó. “Que yo recuerde -expuso-, he concedido todas las que se me han solicitado en estos tres años, excepto las de las últimas semanas, porque estaba previsto celebrar este encuentro”. “De las poquísimas cosas de las que puedo ser un ejemplo es de comunicación y transparencia, y de decir las cosas sin ningún tipo de tapujos”, agregó De Durana.
Al aludir a esos proyectos que no pudieron llevarse a cabo, “debido a una época económicamente muy difícil, donde los recursos públicos que se destinan a las instituciones culturales han disminuido de forma espectacular”, el todavía director artístico de TEA concretó que su idea era fomentar la colaboración con “museos de primera fila, como la Tate Modern o el propio Reina Sofía, pero no pudo plasmarse porque existe una gran disparidad presupuestaria entre ellos y nosotros”. “De manera que -apuntó-, esas cosas que resultaban estimulantes por su complejidad y porque ponían a la Isla en conexión con ámbitos remotos y de primera visibilidad museística, no se han podido hacer”.
Comunidad extraordinaria
Pero lejos de ser determinante la cuestión económica en este balance de gestión, tanto De Durana como De la Rosa subrayaron que, teniendo todo esto en cuenta, “se han cumplido al 100% todos los objetivos que nos planteamos en su día”. “De forma simultánea a la constatación de estas limitaciones económicas -resaltó el primero-, descubrí bien temprano el potencial artístico de las propias Islas, una comunidad artística extraordinaria que aguardaba la llegada de un museo como TEA, que le sirviese de herramienta de trabajo”. “Y eso no lo encaré como una opción reduccionista a la que me vi conducido -puntualizó-, sino que, por el contrario, hallé un tesoro que antes, desde la distancia peninsular, no había podido reconocer”.
Lo complicado, lo heroico
Al preguntarle qué aspecto de estos tres años de andadura ha resultado más complejo, De Durana mencionó la propia configuración de TEA. “Lo más complicado, lo más heroico, y también lo más interesante -explicó-, fue lanzar a la navegación a este enorme barco, con una tripulación organizada, con los depósitos llenos de carburante y con un destino al que llegar”. “Un museo -agregó- no es sólo preparar exposiciones, TEA quiere ser el espejo cultural de la sociedad tinerfeña, y para eso tiene que estar limpio y bien enmarcado”.
Al abordar las relaciones de TEA con el Cabildo, Cristóbal de la Rosa y Javier González de Durana coincidieron en hablar de fluidez, más allá de las diferencias de criterio. “A menudo yo he sido una piedra en el zapato de Cristóbal; otras, él lo ha sido en el mío, pero siempre hemos caminado con el mismo rumbo”, expuso el director artístico. A este respecto, el director insular sí que aludió a otras administraciones públicas, como los gobiernos central y regional, “a los que es imposible convencer de que, para abordar proyectos museísticos más ambiciosos, o los esfuerzos son en común o no lo son”.