TINERFE FUMERO | SANTA CRUZ DE TENERIFE

La Justicia canaria cuenta desde la semana pasada con Pedro Herrera Puentes (Jaén, 1964) como nuevo hombre fuerte. Su experiencia como magistrado de la Audiencia provincial de Las Palmas le facilita llegar al cargo con las ideas claras.
-Se enfrenta a problemas serios en una administración donde los funcionarios se movilizan cada viernes para protestar por incumplimientos del Gobierno de Canarias. ¿Qué les dice?
“No me gusta el término porque no vengo a mantener enfrentamientos. Eso no quiere decir que no haya problemas. El mensaje que le puedo enviar a los funcionarios es que estén tranquilos. Esta Consejería, y en particular este viceconsejero tiene ganas de trabajar, siempre de cara a un resultado satisfactorio para la Administración. Eso sí, dentro de las posibilidades con las que se cuenta. Desde luego, habrá diálogo y se estudiarán a fondo los motivos que provocan ese malestar para poder actuar en consecuencia. Pero no para un beneficio particular ni para el beneficio de determinados sectores, sino en beneficio de la Administración de Justicia”.
-¿Anuncia entonces que piensa sentarse a negociar con los sindicatos en breve?
“Por supuesto. Primero es informarse, luego emitir un diagnóstico y tercero hacer un programa de actuación. Para informarse y para emitir el diagnóstico hace falta diálogo. Nos reuniremos porque queremos un consenso en la medida de lo posible. No me gusta ni imponer ni exigir. Pretendemos colaborar, pero también que colaboren con nosotros. Conozco la casa y estoy convencido de que los sindicatos apuestan igualmente por el diálogo y la colaboración”.
-¿Qué recetario maneja para cumplir con el objetivo marcado por el nuevo consejero por el cual los canarios tendrán una Justicia del siglo XXI?
“El objetivo primordial, ya lo dijo el consejero, es modernizar la Administración de Justicia y hacerla operativa. Para ello hay que cambiar la configuración actual de la oficina judicial. La de hoy, que es fruto del inmovilismo de las distintas administraciones y no de nadie en concreto, es obsoleta y deriva del siglo XIX. Tenemos que hacerla más operativa y moderna, hay que reordenar el trabajo, distribuirlo mejor gracias al trabajo en equipo y a los servicios comunes”.
-¿Entiende que los funcionarios deben atender a varios juzgados a la vez?
“Hay que empezar a olvidarse de esa idea arcaica que es el juzgado. Simplemente hay que prestar una labor técnica dentro de la oficina judicial para lograr una Justicia más dinámica y más operativa. Hay que simplificar la burocracia y agilizar la tramitación del procedimiento. Eso es lo que pretendemos grosso modo”.
-La ciudadanía percibe que es necesario un gran cambio…
“Hay que crear esa nueva oficina judicial y esa redistribución del trabajo. Necesitamos fomentar el trabajo en equipo y hacerlo aprovechando las nuevas tecnologías, porque ahora no estamos sacando un buen resultado en cuanto a la operatividad”.
-¿La lentitud de la Justicia tiene que ver con la falta de medios humanos y materiales o más bien con la falta de optimización de los mismos?
“Con lo segundo, aunque puede que sea una mezcla de todo. Pero, ciertamente, la optimización de los recursos existentes es mejorable. Ahora bien, no se desea que la Justicia sea lenta, pero el procedimiento debe desarrollarse por los cauces normales”.
-¿Se puede caer en un recorte de las garantías procesales para combatir esta lentitud?
“No. Las garantías procesales no pueden recortarse. Sería una mala Justicia, porque si limitamos el acceso de los ciudadanos a la Administración de Justicia estamos mermando uno de sus principales derechos, que es el de la tutela judicial efectiva, reconocido por nuestra Constitución como derecho fundamental en el artículo 24.1. No, no. Hay que mantenerlas, lo que pasa es que hay que informar al ciudadano de que existen otros sistemas para la resolución de conflictos fuera de la esfera judicial, y en algunos casos resultan más efectivos. No sólo hay que hacer más operativo el procedimiento, más dinámico pero con sus garantías, sino también recortar el número de procedimientos fomentando otras alternativas. Esa labor puede ser útil, y la propia Viceconsejería cuenta con un servicio de Mediación Familiar que cumple esa misión”.
-¿Por qué sólo sobre mediación familiar?
“Ya existe un proyecto de ley para ampliarlo a la mediación mercantil. En cuanto a la familia, puede que no hayamos acertado en la divulgación del mismo, pero quienes han accedido al mismo han obtenido resultados muy satisfactorios”.
-Hablaba de reducción en el número de procedimientos, pero nuevas normativas como la de seguridad vial han supuesto un aumento llamativo de procesos…
“Sin duda la última vía es la penal, pero algunas veces enfatizamos mucho en la sanción y poco en la prevención. Hay que inculcar al ciudadano una educación vial, lo que reduciría las infracciones en esa materia. Si ha pecado en algo el legislador sobre este asunto es que se ha centrado más en la sanción y poco en la prevención”.
-Hasta hace una semana trabajaba en la Audiencia. ¿Puede enumerar cuatro cosas que considerase entonces que requerían de un cambio inmediato?
“Una y esencial: cambiar la forma de trabajo, su organización y distribución. Hoy cada funcionario tiene una parcela determinada por el juzgado, pero hay que trabajar en equipo”.
-¿No le da grima cuando ve las carretillas en las que se acarrean los expedientes?
“Sí me dan grima las carretillas de los expedientes. ¿Sabe una cosa? La herramienta que más uso cuando estudio un expediente para dictar una sentencia es el quitagrapas. No es normal, no puede ser, estamos en el siglo XXI y la evolución es que antes se cosían y ahora se grapan. Si tenemos la posibilidad que nos ofrece la telemática tenemos que aprovecharla. Claro que sí: hay que mejorar más porque hemos pasado de la máquina de escribir y del papel de calco a la era de la informática pero sin cambiar la oficina judicial. Tenemos que trabajar de manera horizontal y olvidarnos del criterio de jerarquía. En equipo”.
[apunte]“Queremos que Atlante II sea operativo y corregir las disfunciones que tiene”
“A mí me gusta la uniformidad en el sentido que no puede ser que falte alguien en el juzgado y como era el encargado de tal procedimiento éste se ralentiza. Eso provoca que unos se tramiten con normalidad y otros no”. Resulta evidente que el nuevo viceconsejero de Justicia conoce los males que afectan a la Administración de Justicia y que le place esta oportunidad de ponerles remedio.
Pero Pedro Herrera no peca de utópico: sabe que la tarea es ardua. “Desde luego, la nueva oficina judicial no resolverá todos los problemas, pero insisto en la necesidad de reorganizar el trabajo. Claro que me gustaría contar con más medios personales y materiales, pero los recortes lo impiden por ahora”.
A este respecto, se puede estar tranquilo sobre la culminación de las obras en los nuevos palacios de La Laguna y Las Palmas de Gran Canaria: “Se terminarán, sobre todo porque es mucho más caro dejar una obra de estas características a la mitad que culminarlas”.
Por último, Herrera responde sobre el polémico sistema informático Atlante II: “Queremos que sea operativo y corregir las disfunciones que tiene. Al día de hoy, son menos que las que tenía antes. Sobre su vulnerabilidad se extreman la seguridad pero, ¿qué sistema es totalmente seguro”.[/apunte]