Josep Folgado > director de la fundación vicente ferrer

“En India, cuando una persona no va a trabajar un día, al siguiente no come”

El director de la Fundación Vicente Ferrer, Josep Folgado. / FRAN PALLERO

INMA MARTOS | SANTA CRUZ DE TENERIFE

Comienza a hablar con un tono de voz casi inaudible y sosegado, que obliga a mantener la atención en todo momento. Sin dramatismos describe la labor que realiza la organización en India. El trabajo de la fundación se concentra en seis aldeas en las que permanecerán hasta que puedan subsistir por sí mismas.

-Debido a la crisis, existen organizaciones sin ánimo de lucro que han tenido que reducir plantilla y sus proyectos de cooperación. ¿La fundación que usted dirige lo ha hecho también?

“No. Nosotros por principios no lo hacemos; somos contrarios. Siempre he dicho que estamos para avanzar, nunca para retroceder. Las circunstancias nos ayudan a ser más fuertes. En todas las actividades y en la fundación aun más. La lucha contra la pobreza está llena de tantos inconvenientes y dificultades de tal dimensión, que hay que tener un espíritu de superación día a día. Si nos dejamos vencer por la pesadumbre o por el pesimismo estaríamos perdidos. Vicente me decía cuando había alguna dificultad:no te preocupes que cuando hayamos superado esta situación, seremos más fuertes y llegarán otras complicaciones. Él nos enseñó que no hay nada imposible.Nosotros hemos tenido una política muy diferente al resto de organizaciones cooperantes”.

-¿En qué se diferencia?

“Hasta la fecha, por ejemplo, no gastamos dinero en publicidad. Los recursos siempre van para proyectos. Además, todo el mundo te dice, Jordi, mi dinero lo envías a la India. Hay una voluntad de todas las personas de que los recursos lleguen a donde tienen que llegar y esto nos condiciona a ser muy austeros. El 88% de nuestras aportaciones económicas vienen de particulares. Tenemos 138.000 niños apadrinados y unos 145.000 son realizados por personas que colaboran asiduamente. Nuestra forma de trabajar nos confirma por los resultados que estamos en el buen camino. Cuando podemos cambiar de aldeas porque ha sido suficiente, hemos cumplido y nos desplazamos”.

-¿Por qué acabó usted en la fundación, continuando el trabajo de su tío Vicente Ferrer?

“Yo estuve en India a los 25 años y él me pidió que hiciera el trabajo desde España, para poder conseguir una financiación estable. Antes había aportaciones de gobiernos pero eran para programas de dos años, de tres. Cuando se terminaba, se hacía un nuevo proyecto para otra cosa, pero ese no era tiempo suficiente para dar estabilidad a los proyectos que se ponían en marcha, para perpetuarlos. A veces las cosas no se solucionan por falta de recursos y es verdad pero a medias, porque si tienes recursos pero no tienes sistemas de trabajo. A veces los recursos no se emplean de forma efectiva. Muchas personas confunden la buena voluntad con la eficacia”.

-¿Y cómo lo hacen, entonces?

“Vicente durante los primeros treinta años estuvo perfeccionando estrategias en el área de la educación, la sanidad, la vivienda y fue encontrando soluciones que siempre han partido del pueblo. Ellos son los que saben y conocen su entorno y lo que necesitan. En el mundo de la cooperación que es muy difícil, a quienes han ejecutado proyectos en un plazo muy corto de tiempo, no les ha funcionado. Llegan y ya están pensando en marchar, antes de dar estabilidad y pensar que esto tiene que seguir funcionando cuando ellos no estén”.

-¿Le echan en falta?

“Todos los días. Pero estoy seguro de que él sigue con nosotros”.

Los proyectos de cooperación no pueden ser a corto plazo”

-¿Qué valoración hace de la situación económica que vive España?

“Nuestro trabajo está en India, y aun siendo cierto que aquí está habiendo dificultades, no se puede comparar, ni con India ni con cualquier país del tercer mundo. Son tan diferentes los problemas de unos y otros que si las personas de aquí vieran qué dificultades tienen de subsistir dirían, ¿de qué nos quejamos? Es cierto que cuando las personas están habituadas a un estado de bienestar duele, pero en India, cuando una persona no va a trabajar, al día siguiente no come. La mayoría de las personas están trabajando, no a cambio de un salario, sino a cambio de un kilo de arroz”.

-¿Hacen todo lo que pueden los países desarrollados?

“Hacen todo lo que pueden. No hay ningún gobierno que no quiera el bienestar de los demás, pero los atrasos son tan grandes que van a tardar años en solucionarse. Nosotros, en estos cuarenta años de la fundación, hemos transformado el territorio, hemos dado un paso de gigante. Hace cuarenta años era un desierto, ahora no se puede decir que sea un vergel pero todos los vecinos pueden trabajar. Hemos hecho más de 3.200 embalses porque es una zona muy seca”.

-¿Qué ha venido a hacer la fundación a Tenerife?

“Primero a agradecer a todo el pueblo canario el apoyo que nos está dando. No se pueden estructurar etapas de trabajo a medio y largo plazo sin apoyo. Para el desarrollo es imprescindible y la ayuda que nos da la sociedad, el gobierno etc., al ser constante, nos permite estructurar y cosechar para el futuro. Es una guerra en la que estamos inmersos que es de largo recorrido. A veces cuando alguien se cree que puede erradicar la pobreza extrema por periodos de tres años, o diez años, decimos, es imposible. Se trata de distritos con pobreza endémica. Es como un cáncer con ramificaciones y si no lo atajas, se reproduce”.

No creo que la discriminación de la mujer india vaya a cambiar nunca”

-¿En qué líneas se concentra la cooperación de la fundación Vicente Ferrer en India?

“Lo primero que hacemos es dar vida a la tierra. Luego hay un trabajo importantísimo que es la sanidad y la educación. Pero, previamente que pueda comer, y si está enfermo, que alguien lo atienda. En cuanto a la educación, aquí en España, nadie discute ese derecho. Ellos, hace unos años decían que la educación era para las personas de casta. En el año 1970 había un 3% de escolarización en niñas y un cinco por ciento en niños. Hoy tenemos el cien por cien de escolarización en Primaria y más de un setenta en Secundaria y un 100% de discapacitados”.

-¿Las mujeres también estudian? En India existe una discriminación a la mujer ancestral…

“Es cierto. Existe aun mucha discriminación y más si lo centramos en las mujeres en las que se suma la falta de casta; es una discriminación doble, y si se añade que la mujer pueda tener una discapacidad, es ya impresionante. Cuando nace una niña, el padre está sufriendo porque todo lo que invierta en ella lo va a perder. Cuando la niña se case, todo será propiedad del marido. No solo va a perder lo que haga, sino que además, le va a tener que pagar una dote y si él no tiene un medio de vida estable, la dote va a tener que pedirla y se va a endeudar de por vida. El nacimiento de una niña supone una carga social inmensa. En cambio si nace un niño, representa todo lo contrario”.

-Pero, ¿esto no está cambiando?

“No. Yo creo que esto no cambiará nunca. Hay asuntos que se moderarán, porque se va evolucionando y llegará un día en el que la gente se casará por amor y que las dotes serán compartidas, pero no se eliminará”.

-¿Están trabajando también por las mujeres en especial?

“Sí, intentamos con varios proyectos crearles esperanza y fe en ellas mismas”.