AMADOU NDOYE > ESCRITOR Y PROFESOR SENEGALÉS DE LITERATURA CANARIA

“No es fácil enseñar literatura en África; pero las cosas no se dan, se conquistan”

SANTIAGO TOSTE | SANTA CRUZ DE TENERIFE

Ndoye dedica su labor a estudiar la literatura canaria. / SERGIO MÉNDEZ

El Festival de Músicas Mestizas y + (Mumes) instauró este año el Premio Mumes a la Labor Intercultural. Un galardón que recibió este miércoles el profesor, escritor y crítico literario Amadou Ndoye (Senegal, 1947). Poco antes de esa ceremonia, celebrada en TEA Tenerife Espacio de las Artes, DIARIO DE AVISOS tuvo la oportunidad de conversar con Ndoye, uno de los artífices de la difusión de la literatura canaria en África.

-¿Qué supone para usted este galardón a la interculturalidad?

“Una sorpresa muy grata. No conocía el festival y no podía imaginar que se me iba a premiar. Siento mucha ilusión y estoy muy agradecido a quienes decidieron otorgármelo”.

-¿De dónde surge ese interés por el estudio de las letras hispanas y, más en concreto, de las canarias?

“Procedo del África del Oeste y allí se escucha mucha música del Caribe. De joven me gustaban esas melodías y sentía curiosidad por entenderlas. En Senegal, a partir del tercer año de secundaria puedes escoger entre español, italiano, portugués, árabe, ruso, alemán o griego. Y yo elegí español. La música me llevó a conocer este idioma y en la universidad me matriculé en la Facultad de Letras, en el Departamento de Español. Allí conocí la obra de Galdós, Pardo Bazán, Clarín… y también escritores latinoamericanos: Rubén Darío, Mario Vargas Llosa, Juan Rulfo… De manera que se me abrió un mundo muy interesante. En 1967 teníamos un lector canario en la Universidad de Dakar, Juan Manuel González Martel. Él tradujo al francés, junto al jefe del departamento, la obra de poetas como Pedro Lezcano, García Cabrera o Saulo Torón. Ésa fue la primera puerta que se me abrió: la poesía, yo siempre digo que Canarias es tierra de vates. Luego, en 1985 tuve la suerte de viajar a las Islas y conocer la narrativa que surgió a partir de los 70: Armas Marcelo, Víctor Ramírez, Juan Cruz Ruiz, Juan Manuel García Ramos, Alberto Omar… En aquel entonces yo iba a redactar una segunda tesis, y buscaba un tema virgen, que no se conociese en el espacio francófono. Así que decidí internarme en esas aguas. De manera que ahora a mis estudiantes les propongo abordar obras como El Barranco, de Nivaria Tejera; Nos dejaron el muerto, de Víctor Ramírez, o Las espiritistas de Telde, de Luis León Barreto”.

-Y del otro lado, ¿qué queda por descubrir de la literatura africana?

“Mucho. Se ha presentado el continente africano sólo como una tierra de oralidad, que sigue teniendo mucha influencia, pero esta oralidad ha sido el acervo donde muchos escritores africanos se han desarrollado. Hablamos de una literatura multilingüe, que se expresa en los idiomas del continente y en los europeos. Además, a partir de 1975 las mujeres tienen un papel importante en esta creación. Contamos con tres premios Nobel, el nigeriano Wole Soyinka (1986); la sudafricana Nadine Gordimer (1991) y el egipcio Naguib Mahfuz (1996). Pero aún quedan muchos esfuerzos por acometer, de difusión, de traducción y de estudio. La realidad africana es muy variopinta, con unidades y diferencias”.

-¿De qué modo afecta la crisis a esa difusión de la cultura africana?

“Cuando llega la crisis, los libros reciben menos subvenciones. Todas las iniciativas culturales son las primeras víctimas de los recortes. Pero también hay otros factores que afectan en África al libro: el analfabetismo y el bajo poder adquisitivo de los posibles lectores. Siempre buscamos alternativas, como bibliotecas que se desplazan por los pueblos. El mundo digital, paradójicamente, tampoco facilita las cosas, porque los jóvenes prefieren sentarse ante una pantalla que ponerse a leer un libro ”.

-¿Y cómo afronta su labor en un continente con múltiples dificultades más allá de esa crisis actual?

“No es nada fácil. Tenemos aulas atestadas de alumnos, lo que ganamos como profesores tampoco nos alcanza para vivir con cierta tranquilidad. Pero estos son nuestros problemas y los afrontamos nosotros: nos movilizamos, cuestionamos las políticas del gobierno. No es sencillo, pero el trabajo de docente es noble y estamos dispuestos a seguir peleando: las cosas no se dan, las cosas se conquistan”.