Como es usual, cada año el Club Náutico de Bajamar apuesta por la pintura, y organiza durante tres meses de verano espléndidas exposiciones que le convierten en una sociedad atenta a la cultura. En esta ocasión, el artista Antonio López Portero expone bodegones y dos temas de tipo religioso. Portero es poseedor de una buena técnica, que le permite expresarse dentro de un realismo al que sabe conferir su personalidad. Cada una de sus telas entraña el planteamiento de una serie de problemas que resuelve a la perfección, pintor al que le complace acumular dificultades compositivas, uniendo en sus cuadros bronces y barros, frutas y manteles albos, con ese aire andaluz, en los que une reflejos y tonalidades de manera magistral. También encuentra imagen frecuente en el paisaje, en el desnudo a través de sus dibujos, en viejos objetos cargados de sentido, como pueden ser libros u otras piezas, que reproduce de manera minuciosa.
Portero es pintor de detalles, de recrearse y complacerse en una pura exhibición técnica en el dibujo, en la perfección, en sus capacidades. Como puede hacerlo, lo hace. Y hasta con una aparente sencillez, con naturalidad, convirtiendo lo difícil en fácil. Cultiva el matiz, la precisión, lo viste todo con el color aplicado con sabiduría. Y añade la imaginación, deja volar la fantasía, se mece en querencias y admiraciones. Para lograr su objetivo, le bastan unas simples frutas, unos cristales, objetos de plata. En sus composiciones, especialmente en los bodegones de los que es un maestro, elimina todo lo superfluo y se centra en el volumen y las luces. En otras ocasiones se inclina por temas complejos en los que une distintas realidades, desde el retrato, al tema de muñecos y personajes de circo.
Con pincelada pulcra y cuidadosa, Portero destaca el tratamiento de los fondos, en los que las luces se convierten en puntos matizados. Mantiene siempre un diálogo gratificante con la naturaleza, logrando los objetivos que se propone. Sus cuadros están marcados por el buen hacer y la sensibilidad que siempre ha caracterizado al artista. Pintura intimista, bella y poética, sabe esencializar y convertir lo más pequeño, lo ínfimo en grande. A través de la pureza de la línea y de la limpieza pictórica nos habla sus creaciones, principalmente en los bodegones que ahora exhibe en el Club Náutico de Bajamar, donde hace una cuidada composición con frutos y objetos de cocina, donde el dominio del color es perfecto, siempre sabiendo ver la realidad con mirada de artista. Pintura atrayente y sobre todo de gran personalidad. Explica de forma real lo que la retina de su ojo observa en sus paseos por tierras tinerfeñas. Toda su pintura es resuelta de manera ágil, con certero dibujo y poniendo en juego, además de un certero dibujo, paleta amplia y brillante.