TINERFE FUMERO | SAN SEBASTIÁN DE LA GOMERA
Casimiro Curbelo (San Sebastián de La Gomera, 1955) atiende a este periódico tranquilo pero indignado. Por una vez, se pacta con el entrevistado una intromisión en su esfera privada, inevitable dados los acontecimientos que han motivado la conversación.
– ¿Qué ha pensado cuando ha leído esta mañana la prensa?
“Lo dicho hasta ahora en los medios es injusto porque ni siquiera se ha contrastado mínimamente con una de las partes. Es un daño irreversible a mi imagen pública. He sufrido indefensión, tanto allí como aquí.”.
– ¿Estaban en un putiblub?
“Para nosotros era un bar de copas. No sabemos lo que había allí, nunca habíamos ido con anterioridad”.
– ¿Y qué le parece esa filtración?
“Me parece lamentable porque ésa es su versión, apañada y tejida, de los hechos. La han adulterado hasta la saciedad. Después de averiguar lo que habían hecho, han buscado conformar unas diligencias para que no les expulsen por haber cometido una detención ilegal”.
– ¿Usted empleó la violencia?
“En ningún momento se agredió. Sí les dije con claridad que aquello era un atropello”.
– ¿No se acaloró cuando detuvieron a su hijo?
“Claro que estaba nervioso, y les gritaba: “¡Pero estáis locos, estáis locos. es que no es un terrorista, sino una persona sensata’! También le dije muchas cosas porque estaba muy acalorado, pero creo que es compensible dada la situación”.
– ¿Les dijo en algún momento que a usted no lo detiene ni la Guardia Civil?
“Eso es mentira. Se lo inventaron ellos”.
– ¿Qué hace todo un presidente de Cabildo y senador, ya sea a las seis como a las tres, de copas por una zona de ambiente?
“Lo expliqué con claridad. Terminamos de cenar a la una o una y media. Yo tenía previsto irme a casa porque tenía el vuelo temprano y ellos insistieron porque celebraban el fin de carrera. Y fuimos a tomarnos una copa. Pasaron hora y media nada más, porque a las tres nos dirigimos hacia la comisaría”.
– ¿Habían bebido mucho?
“Habíamos tomado alguna copa, hombre. Un par de copas, claro, dada la situación”.
– ¿Usted sale habitualmente de noche? ¿Frecuenta esa zona en concreto de Madrid?
“No conocía para nada la zona. Soy una persona que tiene ya 55 años. Alguna vez salgo si viene algún compañero, pero no es nada habitual, hombre, nada habitual”.
– ¿Qué sintió cuando pasó todo?
“Sentí impotencia y frustración por cómo se comportan determinados agentes de policía. Y también pena”.
– ¿Qué piensa ahora de aquellos que cuentan problemas similares en una comisaría?
“Me cuenta otro lo que me ha pasado a mí y no le doy crédito. Aunque vivamos en el siglo XXI, se siguen cometiendo injusticias y atropellos, que muchos no se denuncian”.
– ¿Cree que permanecieron más horas en la Comisaría para ganar tiempo y justificar su detención?
“Por supuesto. Fabricaron una historia porque tenían un arresto cogido con alfileres”.
– ¿En qué se equivocó? Si pudiera, ¿qué cambiaría de esa noche?
“La mala suerte de querer denunciar un hecho ocurrido. Le dije reiteradamente ‘déjalo Aday, qué más da’, pero insistió y la comisaría estaba allí, justo enfrente”.
– Que estaba allí porque es una zona conflictiva donde la policía está acostumbrada a emplearse duro y sin contemplaciones…
“No le quepa la menor duda. es más, le voy a decir una cosa: creo que me trataron así porque pensaron que yo era sudamericano, por mi color y demás”.
– ¿Por qué lo cree? ¿Piensa que ese trato es habitual?
“Lo creo por esa actitud violenta y disparatada. Los tratan así, están acostumbrados a machacar a la gente y si son inmigrantes…”.