TINERFE FUMERO | SANTA CRUZ DE TENERIFE
“Llevaba dos años buscando, mirando aquí y allí, cuando encontré la promoción del edificio Laurel. Me gustó porque estaba bien comunicado y en La Laguna, donde quería vivir. Nunca imaginé que podría pasar algo así”. Habla uno de los afectados por el considerable retraso en la entrega de su vivienda, reunidos en asamblea para atender a DIARIO DE AVISOS. La demora ya va por los cuatro años y amenaza con prolongarse otro más, a pesar de que han cumplido fielmente su parte del contrato, abonando los aproximadamente 30.000 euros de media que les correspondía en esta fase del acuerdo.
“Algunos han renunciado y han perdido lo que habían pagado, pero nosotros seguimos aquí, esperando que esa puerta se abra de una vez”. Ese nosotros engloba a otro de los entre 20 o 22 compradores que se mantienen a la espera de acceder a unos pisos prácticamente terminados pero aún inaccesibles para ello. Entre ellos, sus parejas y los que ya tienen niños, el colectivo supera el medio centenar.
“La llegada de Construteide fue el inicio de este calvario”. La firma, con sede en La Victoria de Acentejo y ligada al conocido constructor José Miguel Farragut, adquirió a Construcciones Garcilén el proyecto en 2007 y apenas un año después paró las obras (2008). Hasta febrero de 2010. nada de nada.
“Nos explicaron que si la crisis, que si no les daban crédito… Pero
nosotros seguimos pagando y cumpliendo con los plazos”. A este respecto, una de las afectadas recuerda una etapa en que “cobraba 1.000 euros y 600 iban para el piso. No es fácil, no”.
Reinicio frustrado
La alegría de ver cómo se reiniciaban los trabajos en este inmueble ubicado en el barrio de La Verdellada, concretamente entre las calles Domingo Pérez Minik y Rosendo Díaz Méndez se truncó apenas tres meses después. “Desde mayo de 2010, nada. Un vigilante cuida el inmueble, pero el deterioro es inevitable. ¿Eso quién lo paga”.
Fue entonces cuando la solicitud de apoyo realizada por parte de los afectados al alcalde de La Laguna, Fernando Clavijo, les permitió conocer que algunos de los pisos estaban hasta embargados por la Seguridad Social. “Cuando supe que el piso de mis sueños estaba en proceso de subasta se me cayó la moral por los suelos”, relata otro de estos sufridos compradores.
Las gestiones impulsadas por Clavijo y los buenos oficios de Iuriscan Abogados, bufete contratado por quince de los afectados, facilitaron que la interposición de las correspondientes tercerías de dominio frenaran momentáneamente las subastas.
Con la constructora en concurso, la negociación pasa por alcanzar un acuerdo con su principal acreedor: CajaCanarias. “El problema radica ahora en que se tiene que adjudicar la nueva propiedad del inmueble, ya que la ley impide tratar directamente con la Caja. Hay que esperar al juicio, que tendrá lugar en un año, según nos han asegurado”.
Pero los problemas no se limitan a una mera espera, porque está en juego que se respeten los precios acordados con la constructora tras el cambio de propiedad. Las partes consultadas coinciden en que no se les podrá endosar a estos vecinos el coste por lo que resta de obra [valorado en unos 300.000 euros], pero queda en el aire qué pasará con los intereses que se devengan de la operación, y si se respetarán los precios de los acuerdos comprometidos al inicio de la promoción.
Así las cosas y a la espera de que la Justicia vaya eliminando obstáculos, todo apunta a que la pesadilla de estos ciudadanos va camino irremediablemente de llegar a durar un lustro interminable. “Y mientras tanto, como si fuera poco esta incertidumbre, tenemos que pagar unos alquileres en vez de estar afrontando ya la hipoteca”.
Un portavoz cualificado del Ayuntamiento lagunero confirma a este periódico que “hemos apoyado a estos vecinos en lo que hemos podido y lo vamos a seguir haciendo. Velaremos porque se respeten sus derecho en lo esté en nuestra mano”.
Mientras tanto, el tiempo pasa y pasa, pero la puerta sigue cerrada. Detrás espera su sueño.