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El municipio tranquilo

   

La plaza e iglesia de San Marcos, punto de encuentro de los teguesteros. | FRAN PALLERO

J. F. J. | TEGUESTE

Es el municipio más pequeño del área metropolitana y también el más tranquilo. De los pocos de la Isla sin acceso al mar, y el único completamente rodeado por otro municipio, La Laguna. En sus 26,4 kilómetros de superficie, cuenta con unos 12.000 habitantes, de los que una gran parte mantiene una vinculación directa con la agricultura, especialmente con el cultivo de vid, y otra es población residencial, con actividad profesional fuera de Tegueste pero que, pese a ello, ha elegido este enclave como residencia familiar.

Porque si algo destaca de Tegueste es su calidad de vida. Ambiente de campo, casco histórico, buen clima… Virtudes todas ellas que han marcado plenamente la fisonomía de este pequeño pueblo, donde abundan los chalés, los adosados y las casas terreras. Y en el que, por el contrario, no hay hoteles, centros comerciales ni edificios de exageradas alturas.

Tegueste es la denominación prehistórica de uno de los nueve reinos en que, antes de la incorporación a la Corona de Castilla, se dividía Tenerife. También era el nombre del octavo hijo del Gran Tinerfe, que se hizo proclamar Mencey de este territorio.

A mediados del siglo XIX, Tegueste estuvo a punto de agregarse de La Laguna. Lo evitaron sus propios vecinos, pero no así Valle de Guerra, Tejina, Punta del Hidalgo, que sí pasaron a formar parte del municipio lagunero. Se agregaron al Ayuntamiento de La Laguna en los años 1850, 1845 y 1847 respectivamente. Un hecho que dejó a la pequeña villa teguestera rodeada por todo el territorio lagunero.

En esa época, la villa se vio envuelta en ese proceso de reforma territorial, ya que también tenía los mismos problemas que el resto de poblaciones de la Comarca (falta de bienes de propios, analfabetismo de los vecinos y demás).

Finalmente, en 1813, tuvo lugar la creación del Ayuntamiento de Tegueste, lo que se llevó a efecto adjudicándosele el término municipal coincidente con la demarcación que en el año 1606. Ha pasado mucho tiempo desde entonces y hoy la villa es uno de los municipios mejor considerados del Archipiélago, tanto por su vida plácida como por el control de su desarrollo.

Su tejido comercial está organizado en torno a la asociación Asevite, que reúne a unos 200 empresarios de la zona. Una herramienta de carácter sectorial que ha servido para dar un salto de calidad a los establecimientos del sector y para poner sobre la mesa algunas revindicaciones del conjunto del municipio, como es la necesidad de abrir nuevos canales de dinamización, como es el turismo. En este sentido está la intención de contar en un futuro próximo con el primer hotel de la villa, además de seguir fortaleciendo el municipio como mejor destino etnoturístico de la provincia.