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Historias de la calle Real de Los Llanos de Aridane

   
Calle Real Los Llanos

Panorámica de la calle Real, en las primeras décadas del siglo XX. / CEDIDA POR LA FEDAC

AGUSTÍN M. GONZÁLEZ | SANTA CRUZ DE TENERIFE

Muchos pueblos de nuestra Islas nacieron de una calle, de un camino solitario y polvoriento que, poco a poco, se fue poblando en sus costados con modestas casitas que, con los años, se multiplicaron y se expandieron en más calles con más casas, plazas, ermitas, edificios, parques, barrios…

Los Llanos de Aridane, uno de los pueblos palmeros con más historia y tradición, nació precisamente de una calle primigenio, la calle Real, que antes había sido parte del antiguo camino que unía el puerto de Santa Cruz con el puerto de Tazacorte, pasando por Cumbre Nueva. Tal y como cuenta la cronista oficial, María Victoria Hernández, el origen de la calle Real se remonta al siglo XVI, al mismo momento de la fundación del municipio. En el extremo oeste de la calle se edificaron juntos y enfrentados los principales edificios: la iglesia, la casa de pósitos -luego Ayuntamiento- y la cárcel. Es el mismo modelo de la capital y responde al modo imperante en la Castilla de finales del siglo XV, que luego se exportó a las ciudades y villas del Nuevo Mundo.

En 1910 la calle Real pasó a denominarse calle Pedro Poggio, en honor al diputado palmero. En el siglo XX los avatares políticos la rebautizaron como Pedro Poggio y Álvares, 14 de Abril y Generalísimo Franco. Pero, cualquiera que fuese su nombre oficial, para la gente del pueblo siempre fue la calle Real.

Las noticias recopiladas por la cronista María Victoria Hernández sobre esta emblemática calle aridanense, recuerdan que las primeras casas eran de madera de tea y techos de paja. La que compró Álvaro Martín el Cañavero en 1604 le costó 40.000 maravedíes, según dejó constancia el escribano público Simón Echaide. El periódico palmero El Time, publicó que el 5 de diciembre de 1867 se incendió por completo la casa de don Tomás Felipe Wanguemert, donde tenía su establecimiento comercial, y que era la casa más alta y de fachada más hermosa de todo el pueblo.

Las crónicas periodísticas resaltan el “aspecto sublime y encantador” que, con motivo de las fiestas de la Patrona, luce cada año la calle Real, “llena de cortinas, banderas, ramas y arbustos olorosos”.

En 1888 el periódico El Fomento informa de la apertura de la farmacia de don Conrado Hernández de las Casas, la primera de la zona y la segunda de la isla de La Palma.