D. SANZ | LOS LLANOS DE ARIDANE

El hallazgo hace unos años de la Fuente Santa, manantial de aguas termales situado en la costa de Fuencaliente que hacía prodigios curativos hasta que el volcán de San Antonio lo sepultó, ha hecho olvidar la existencia en La Palma de otros emplazamientos donde la gente, todavía hoy, acude a recoger agua por sus efectos sobre la salud.
Este es el caso de las aguas medicinales del Charco Verde, en la costa de Los Llanos de Aridane. Hasta allí acuden todavía hoy personas con garrafas para llenarlas de esta agua que, supuestamente, tiene beneficios sobre la salud. Algo similar ocurre con otro pozo, menos conocido aún, como es el de Tamarahoya, en el municipio de El Paso.
En concreto, existen en el entorno de la playa del Charco Verde dos pozos con estas aguas. Uno de ellos, el más pequeño, sufrió daños con la obra de la carretera, y en estas fechas la Reserva Mundial de la Biosfera está realizando una serie de obras para recuperarlo y devolverlo así a su estado original, según nos ha confirmado la Cronista Oficial de Los Llanos de Aridane y consejera del Cabildo, María Victoria Hernández.
Esta investigadora incansable de la historia insular y entusiasta divulgadora de la misma asegura que existen referencias de estas aguas medicinales desde el siglo XVI en las crónicas de la época. Pero será en el XIX cuando se estudia la composición del agua y se llega proyectar incluso la construcción de un balneario en el entorno de la que es hoy en día una de las playas más visitadas de La Palma.
Una vez analizaron los beneficios del agua, “Pedro de Sotomayor solicitó licencia al Ayuntamiento para construir una casa de baños en 1873”, recuerda Hernández, quien agrega que “la casa se llegó a edificar y aún se la recuerda en el fondo de la playa, donde permaneció en ruina hasta que fue derruida hace unos años”.
Las cualidades del agua se llegaron a divulgar en Liverpool. En 1926, La Prensa recogió la siguente noticia: “En 1892 se imprimió en Liverpool una hoja que dice que los enfermos se alegrarán de oír que la Facultad de Medicina ha declarado que las aguas de la fuente del Charco Verde, en la isla de La Palma, se parecen mucho a las famosas aguas de Carlsbad en Bohemia son por tanto de gran valor para los enfermos”. En concreto, aseguraban que “el agua era laxante para estreñimientos crónicos, y beneficiosa para todas las afecciones del hígado y riñones, reumatismo y diabetes”.
El ministro Pascual Madoz se refiere en su obra a estas aguas diciendo que “el Charco Verde, situado a 235 varas del mar en la playa de los Pájaros, no es más que una poceta de corto diámetro y muy poco fondo, cuyas aguas son sulfato de magnesia, a que debe su propiedad purgante, y ácido hidrosulfúrico o hidrógeno sulfurado, a que se atribuye su cualidad antiherpética”.
El empeño de comercialización de las aguas continuó, aunque nunca fructificó de manera industrial. En 1910 continuaron los estudios e intentos por comercializarla a gran escala dada la bondad de sus efectos sobre la salud, pero no salió adelante.
La Cronista de Los Llanos de Aridane, recuerda que en el siglo XIX, la farmacia del licenciado Conrado Hernández de las Casas llegó a venderla en este municipio, además de que se remitían garrafas de la misma hasta la tierra de destino de tantos emigrantes canarios, Cuba. Para la consejera del Cabildo, deberían estudiarse las propiedades de estas aguas y potenciar su aprovechamiento en el caso de que sigan manteniendo sus cualidades que le dieron fama.