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Por Manuel Iglesias >

Son las preguntas, no las respuestas

   

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, anunció este viernes la convocatoria de elecciones para el 20 de diciembre, dos días después de que el Centro de Investigaciones Sociológicas, CIS, haya dado a conocer los resultados de su último barómetro, afirmando de que el PSOE recorta en algo más de tres puntos la diferencia que el PP le sacaba de cara a las elecciones generales y apuntando las preferencias de los encuestados por Alfredo Pérez Rubalcaba por encima de Mariano Rajoy.

No debe ser casualidad el momento, porque aunque ZP dice que no ha tenido motivaciones electorales, está claro que es el secretario general del PSOE y es difícil alejar el interés del partido y la fecha de publicación de los barómetros del CIS el Gobierno las conoce antes.

Pero hay dos cuestiones para aceptar los números del CIS sin recelos. Una, las inseguridades de los propios datos y, otra. en las dudas que el mismo CIS levanta sobre su credibilidad. De cómo sus barómetros hay que cogerlos con papel de fumar en algunas de sus afirmaciones, sabemos algo en Canarias.

En las pasadas elecciones autonómicas y locales, sólo unos días antes de la cita con las urnas, el CIS afirmaba que el PSOE ganaría en la Comunidad Autónoma de Canarias y tendría 23 diputados, mientras el PP sólo lograría 16 o 17. El PSOE obtuvo quince -se equivocó en ocho hacia abajo, que es aproximadamente más de un tercio- y los populares lograron 21, que es algo así como un veinte por ciento de error hacia arriba en sus estimaciones. Es mucho.

Pero sí hay razones objetivas para que el candidato y el PSOE hayan avanzado en las encuestas después de que se anunciara la retirada de José Luis Rodríguez Zapatero y el nombramiento oficial de Alfredo Pérez Rubalcaba. Primero, el mero hecho de la sustitución tiene un impacto positivo: segundo, la presentación se ha realizado con actos públicos y organización propagandística bien montada. Y tercero, una vez se ha tenido la propuesta electoral, los medios de comunicación, especialmente los oficiales y aquellos que son afines al PSOE, han llevado a Rubalcaba al protagonismo informativo constante. En estas circunstancias, hay que ser muy torpe para no mejorar los resultados y coger cacho en las encuestas.

En realidad, las debilidades de Rubalcaba no están en las interrogaciones que se realizan en la encuesta del CIS, sino precisamente en las preguntas que no han hecho los encuestadores. Por ejemplo: “si Rubalcaba ha estado todos estos años en los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero, incluso como vicepresidente primero y uno de los más influyentes miembros, ¿cree usted que ha tenido algo que ver con el actual estado de cosas?”. Y otra: “¿cree usted que lo que le conviene a España son otros cuatro años de más de lo mismo?”. Estas dos preguntas no son nimias. Son, entre otras, las que están ahora en la mente de muchos.