La estúpida réplica del CCN a las crÃticas de Santiago Pérez por el nombramiento de Melchor Núñez como viceconsejero de Asuntos Sociales e Inmigración se atienen estrictamente a las normas de la casa: tonterÃa vocinglera, redacción pueril, moral de matón de patio de colegio. PodrÃa haberla escritor un niño de seis años, siempre y cuando no le hubieran dado más de cinco minutos para hacerlo. Santiago Pérez recordó la pringosa xenofobia que destilaba el programa del CCN en las elecciones autonómicas u locales de 2007 -donde se aludÃa explÃcitamente a la invasión de pateras y a los peligros apocalÃpticos que representaban los inmigrantes subsaharianos- y criticó que un dirigente del Centro Canario Nacionalista fuera designado como responsable autonómico en polÃtica de inmigración. La reacción de los nachistas consistió en decir que Santiago Pérez estaba frustrado por haber abandonado el PSOE justo antes de que los socialistas desembarcaran en el Gobierno regional. Esta cretinada apenas merece respuesta, aunque valoro la novedad conceptual de la agresión: descalificar a alguien por no haber obtenido un cargo público, obviando además su elección como concejal del ayuntamiento de La Laguna. Eso es muy CCN, en efecto, porque el CCN es, simplemente, una conjunción de voluntades para ocupar cualquier cargo público disponible.
Con sinceridad, no creo que Melchor Núñez sea un racista, furibundo o educado, ni que practique la xenofobia es sus ratos libres. Calificar al CCN como partido racista es un error: el Centro Canario Nacionalista no es un partido. Sin duda esa es su naturaleza jurÃdica, pero no su esencia polÃtica. El CCN consiste en una modesta -aunque carÃsima- factorÃa de poder. Su contenido ideológico es nulo, es decir, es cualquiera que pueda ser reducido al populismo oportunista, chachón y esquinero que tan bien representa su fideicomisario o presidente, Ignacio González Santiago. En la primavera de 2007 la llegada de inmigrantes irregulares que arriesgaban sus vidas (y a menudo la perdÃan) atravesando el mar en patera era una noticia cotidiana. Rebañar votos en el temor, el malestar o el desconcierto de los ciudadanos parecÃa una opción electoral rentable. Melchor Núñez -candidato a la AlcaldÃa de La Laguna entonces- no pestañeó. No, no creo que Núñez sea racista o xenófobo, pero, como a cualquier militante del CCN, esa vana trivialidad, el programa de su partido, le importa un higo-pico.