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Por Leopoldo Fernández >

¿Y ahora qué?

   

¿Y ahora qué? Una vez que el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife tira a la basura, o sea, saca del Plan General de Ordenación, el proyecto del arquitecto francés Domique Perrault para la playa de Las Teresitas, ¿qué se va a hacer en su lugar? En el pleno municipal del martes -sí, sí, ese de la bochornosa subida de sueldos para varios altos cargos, eventuales y fijos, de la corporación-, el nuevo responsable municipal de Urbanismo, José Ángel Martín, dijo que la ordenación del frente de playa será remitida a un plan especial que a su vez recogerá la propuesta de Perrault de manera indicativa pero no vinculante. Acabáramos. Esta especie de sí pero no tiene la mar de gracia teniendo en cuenta que no se pueden copiar las ideas de nadie, ni a medias ni a enteras, si no se quiere incurrir en plagio o en futuras reclamaciones por vía judicial. El proyecto o se toma entero o se deja porque existe una alternativa mejor. Decir no a Perrault sin tener nada nuevo a mano es, de entrada, un disparate mayúsculo, además de alargar indefinida e innecesariamente la solución del problema cuando ni siquiera se ha afrontado la deuda municipal -que podría incluir algún tipo de indemnización- con dicho arquitecto. Cabe recordar que éste ganó el año 2001 un concurso internacional de ideas cuya plasmación final tenía un coste superior a los 40 millones de euros. El asunto de Las Teresitas es el cuento de nunca acabar. Desde los años setenta y por culpa de responsables municipales y de algunos aprovechados, empezando por antiguos miembros de la Junta de Compensación, esta hermosísima playa pública no acaba de ser dotada del entorno que merece y que pretendía el proyecto de Perrault, inexplicablemente parado. ¿No necesita Las Teresitas aparcamientos y locales comerciales, zonas de ocio, y verdes, nuevos y modernos quioscos, duchas y vestuarios, espacios deportivos, un anfiteatro al aire libre, iluminación nocturna (para el mejor aprovechamiento de la playa dado el clima benigno que disfrutamos), conexión con Las Gaviotas, mejora de accesos y movilidad, prolongación del paseo litoral de San Andrés, etc., etc? Si todo esto y aún más lo ofrece el excelente proyecto de Perrault, que por supuesto mantiene el espacio actual de la playa, ¿no sería bueno retomarlo, en la medida en que proceda dada la judicialización del asunto, incluido el mal llamado mamotreto? ¿No se dan cuenta las autoridades de que a este paso la capital va a seguir parada en el tiempo y no va a recuperar nunca el pulso de la modernidad si, bajo el impulso municipal y con el coraje necesario, no se mira hacia delante y se rectifica tanta desidia y tanto nonismo absurdo?