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“Siempre soñé con actuar en el escenario del Teatro Guimerá”

Jose Gimeno se ha formado en el Estudio Internacional del Actor. | TP

TAUROPRESS | Santa Cruz de Tenerife

Tiene 27 años y lleva desde los 21 metido de lleno en el teatro. Jose Gimeno, que nació en Santa Cruz de Tenerife, no lo hizo en una familia de tradición ni teatral ni de ninguna otra actividad cultural. “En la actualidad no tengo ningún problema en ese aspecto”, confiesa. “Al principio no les hizo mucha gracia -detalla-, pero después me vieron contento y feliz y ya me apoyaron completamente”. Dice que casi todo su aprendizaje ha estado en el prestigioso Estudio Internacional del Actor, que dirige desde 1990 Juan Carlos Corazza y del que han salido grandes y famosos actores desde Javier Bardem hasta Alberto Ammann. Jose Gimeno se deshace en elogios hacia el director argentino. “Juan Carlos me ha ayudado mucho porque sabe mucho teatro. En realidad he aprendido en el terreno de la interpretación y en el personal. Ha sido una gran experiencia aprender teatro en su estudio”, subraya.

-¿Se fue a Madrid para estudiar teatro?

“No, me fuí a estudiar Derecho y Comunicación Audiovisual, pero allí supe algo que en realidad no era más que una confirmación de lo que ya sentía desde pequeño: que lo que quería era ser actor. Solo tuve que tomar en serio lo que es mi vocación”.

-¿Tiene representante?

“Sí. Y fue gracias al trabajo que hice en clases abiertas sobre el Platonóv de Chéjov, donde me vio un representante y contactó conmigo por primera vez”.

-Y tener representante, ¿es importante en teatro?

“Importantísimo. Se puede trabajar sin él pero es mucho más complicado. El representante te abre puertas que de otro modo a lo mejor puedes lograr abrirlas por tu cuenta, pero es mucho más difícil. Te lo tienes que currar muy fuerte si vas solo; se gastan muchas energías y mucho tiempo que tienes que aprovechar trabajando en el teatro y no en otras cosas. El representante te da acceso a sitios, personas y cosas que al principio un actor no tiene y que terminan siendo importantísimos para tu carrera. Se puede estar sin él, no digo que no, pero hay algunas cosas, negociaciones de contratos, por ejemplo, que no tienen nada que ver con el teatro en sí, y de las que la mayor parte de las veces los actores no entendemos nada”.

«En Madrid solo confirmé lo que ya sentía desde pequeño: que quería ser actor”

-¿Se puede vivir del teatro?

“Hay gente que vive del teatro, poca, pero hay gente que vive de él, sí. Pero es muy, muy difícil. Normalmente lo solemos compaginar con cine o televisión”.

-¿Qué tipo de teatro le gusta?

“Cualquiera que tenga un buen texto y una buena dirección. Si hablamos de un autor en concreto, pues le digo Lorca, por ejemplo”.

-Por cierto que con su Yerma fue usted hasta Moscú.

“Sí, al Teatro Meyerhold. Fue un gran éxito porque ya sabemos que Lorca ha sido muchas veces representado allí y se creó una gran expectación. Fue una experiencia muy, muy buena. Después viajamos con Yerma por muchos sitios de España, Madrid, Navarra, Benicarló…”.

-A lo largo de la historia siempre que España ha estado en crisis, incluso más graves que ésta, el teatro llega a momentos sublimes de expectación y éxito como ocurre ahora mismo. ¿Cree que el teatro asume en estos momentos una misión de despertar conciencias?

“Bueno, es cierto que hay un gran momento de asistencia, eso es verdad, los teatros están llenos. Pero en cuanto a calidad de los textos… hay de todo. Y en cuanto a despertar conciencias, pues supongo que las grandes obras dramáticas sí que hacen o deben hacer pensar mucho. Pero también es teatro la comedia, por ejemplo, y esas normalmente hacen reír mucho. No es lo mismo lo que dice Calderón, Lope de Vega o Valle Inclán, que Ruiz de Alarcón, Benavente o los hermanos Álvarez Quintero por citar a españoles. Pero me quedo pensando muchas veces en lo que todos los textos teatrales están tratando de decirnos, unos con mayor o peor fortuna, pero todos quieren decirnos algo”.

«El escenario es una experiencia única, nada puede detener el contacto con el público”

-¿Le gustan los autores españoles actuales, los nuevos?

“Los que conozco no me gustan. Pero no digo que no los haya, tal vez es ignorancia mía”.

-Juan Mayorga, que es toda una gloria nacional e internacional ya; Ernesto Caballero, Lluisa Cunillé…

“Sí, reconozco mi respeto por Juan Mayorga; he visto muchas de sus obras y me gusta lo que cuenta. Pero a mí personalmente me gustan otros que ya han pasado y que no son españoles, como Strindberg; también Chejov, por supuesto; Bertold Bretch y de los españoles, Federico García Lorca. En cuanto a esos que citaste, sí, entiendo que son buenos pero yo hablo del gran teatro y de los grandes autores. No les niego su valía a los nuevos, digo que, excepto Mayorga, aún no he encontrado el o la autora que me llene como dramaturgo”.

-Está de vacaciones en Tenerife para reiniciar después el rodaje de una película a las órdenes de Yonay Boix, que también es el guionista…

“Sí, tenía tres semanas de descanso y vine a ver a mi familia y a mis amigos”.

-¿Le gustaría llegar a actuar alguna vez aquí?

“Me encantaría. Siempre que iba a ver teatro al Guimerá se me caía la baba pensando que quería estar algún día en ese escenario. Siempre soñé con estar como actor en el Teatro Guimerá… Era para mí como el gran sueño de mi vida. Pero también me gustaría en el Teatro Leal o en cualquier lugar de la Isla”.

-Ha hecho obras de teatro, cortos y películas ¿Le gusta el cine?

“Sí me gusta, pero mucho más el teatro. Es curioso, pero para mí el que la obra empiece y acabe sin ningún parón me produce una enorme satisfacción. Porque cuando hay parones en un rodaje me adapto y me lo tomo como otra forma de trabajar, y no afecta mi concentración en absoluto. Lo que pasa es que lo disfruto más sobre las tablas. Nada interrumpe ese contacto con el público, sientes al espectador atento a lo que dices y haces, está entregado a lo que pasa en el escenario… Eso es una experiencia muy emocionante”.