Abuelos por ‘derecho’

Los abuelos quieren defender su derecho a poder ver a sus nietos. | DA

INMA MARTOS | Santa Cruz de Tenerife

“Hubo una época que en algunas zonas residenciales de Madrid las familias rotaban a las niñeras de sus hijos para que éstos no se encariñaran demasiado con ninguna, porque los padres cogían celos”. Con esta frase, Guadalupe de la Fuente, presidenta de la asociación nacional ‘Abuelos separados de sus nietos’, quiere dejar constancia de “lo raros que podemos llegar a ser los padres a veces”. Mientras que ya se está comenzando a hablar del síndrome del ‘abuelo esclavo’, porque muchos de ellos tienen que cuidar de sus nietos demasiadas horas al día, hay quienes ni siquiera pueden disfrutar de ellos sobre todo, por desavenencias con los hijos.

Años de lucha

Según datos de la citada asociación, en Canarias ya existen más de 40 casos en los juzgados de abuelos que deciden pedir por la vía legal un derecho que aunque consta en el código civil, no está del todo reconocido. “Y hay muchos otros, que no se atreven a denunciar o no lo hacen porque les resulta muy doloroso denunciar a un hijo”, explica De la Fuente. “La ley reconoce este derecho, pero es muy vana y desde la asociación llevamos cuatro años luchando para que se redacte un documento más detallado”.

La separación y la custodia de los niños, que por lo general se les otorga a las madres, es el origen del 40% de los casos de abuelos, la mayor parte de las veces paternos, que dejan de ver a sus nietos. Otro 40% son las peleas, “en su mayoría por motivos económicos de los hijos con los padres, sobre todo de las hijas”, apunta la presidenta de la asociación, que se resuelven con la frase: “A mí no me ves más, pero a mis hijos tampoco”.

Por último, el fallecimiento de uno de los padres puede llevar a que a los padres del fallecido no se les tenga en cuenta por la otra parte. En cualquiera de los casos “el sufrimiento de los abuelos es inmenso”. A no ser que existan razones basadas en el bienestar y la integridad del menor, “nadie debería separar a nietos y abuelos”, asegura.

Voluntarios

La labor de la asociación que se nutre del trabajo de voluntarios y de los socios y que además, según afirma la presidenta, “no queremos vivir de subvenciones”, es en un principio la mediación entre padres e hijos para poner punto y final a la separación. Cuando no se consigue, “porque generalmente nos cuelgan el teléfono y no nos hacen ni caso”, se estudia la posibilidad de utilizar la vía legal, “en donde solemos ganar siempre”.

“Las causas para que no se le conceda ver a su nieto tienen que ser muy justas y objetivas”, afirma Guadalupe de la Fuente. Desde la asociación “entendemos que lo principal es el niño, por encima del padre, de la madre y de los abuelos”. Y los abuelos ganan los juicios a sus hijos, porque con anterioridad, en la asociación se hace un análisis exhaustivo de la situación. Lo primero que se estudia es si el abuelo está sano psicológica y físicamente, “porque hay algunos que no están capacitados para quedarse solos con los menores, aunque son los menos”, precisa.

Protocolo de actuación

Además, se establece con los abuelos un protocolo de actuación con los niños que, “generalmente, estos cumplen a rajatabla”. Por ejemplo, si los padres dan unas pautas de cuidado, alimentación y educación, los abuelos deben cumplirlas, “y si el padre te dice que no le des helado, pues no le das helado”, precisa la presidenta de la asociación. También se les marcan a los abuelos otros patrones relativos a lo que se les puede o no decir a los niños.

“Hablar mal de sus padres, por ejemplo de lo malos que son porque les han extorsionado, no se debe hacer porque a quien repercuten estas cosas es al menor”, remarca la presidenta de la asociación.

Y si los niños preguntan por algunos aspectos delicados, también se les asesora en lo que les tienen que responder. Guadalupe comenta que “también hemos tenido casos contrarios, de niños que cuando ven al abuelo le preguntan: “¿Me vas a pegar?, porque vienen manipulados y lejos de enfadarse, hay que explicarles de forma amorosa que se le quieren mucho y que nunca le pegarían”.