Cuando, por primera vez, vi al maestro de coro Antonio Abreu Lechado dirigir al Ensamble Vocal Contemporáneo de Tenerife (grupo coral mixto integrado por profesionales del bel canto pertenecientes a la élite del panorama musical canario) descubrà que me encontraba ante un director excepcional, que no sólo vive la música con pasión, sino que sabe transmitir cada una de las sensaciones que experimenta a los componentes del Ensamble y éstos, a su vez, las trasladan al público. El espectador, que embelesado no pierde detalle, vive con verdadera atención esos momentos musicales inolvidables.
No cabe la menor duda de que existe una empatÃa especial, una especie de simbiosis, una sincronización perfecta, entre el director, los cantantes y los instrumentistas (estos últimos, cuando asà los requiere la obra). Antonio Abreu es un director único, con una sensibilidad y elegancia en la dirección que pocos músicos tienen la suerte de poseer. Tuvo un gran reconocimiento de público y crÃtica: su encomiable y arduo trabajo sinfónico-coral como maestro de coros de la Misa de Conmemoración -registrada discográficamente- del compositor tinerfeño Emilio Coello. La citada obra se estrenó en la basÃlica de Candelaria, con motivo del 50 aniversario de su construcción, y unos meses después, en la catedral de La Almudena de Madrid. Antonio Abreu tuvo que compaginar sonidos de diferentes coros de Madrid y Tenerife y logró un resultado de calidad y belleza incuestionables.
He tenido la gran dicha de asistir a dos conciertos del Ensamble. En todos ellos se dio a conocer un proyecto distinto. El primero tuvo lugar en el teatro Antonio Lecuona del Conservatorio Superior de Música de Canarias, en el que tras un Ãmprobo trabajo de investigación y estudio presentaron los Valses y Nuevos valses de amor de Brahms. El director, muy fiel al romanticismo de la época, creó un vÃnculo especial con el coro, los solistas y las pianistas, que se tradujo en una expresión musical de gran perfección.
Asistà al segundo concierto en el Paraninfo de la Universidad de La Laguna, en el que se mostró un proyecto totalmente distinto al anterior: El arte de los espirituales negros y sus reminiscencias.
Queda claro que Abreu es un maestro de coro polifacético y que se adentra en nuevos retos, supera las dificultades y los lleva a cabo con éxito. Y ello sin olvidar que los componentes del Ensamble poseen una gran capacidad para el cambio de registro, nuevos repertorios y estilos diferentes, que, junto a la versatilidad en la dirección, producen una conjunción óptima para asà obtener el fin anhelado.
En los Espirituales Negros, observamos a un maestro totalmente entregado, con una dirección americana, como asà lo requerÃa la ocasión, y a un Ensamble sublime.
Los dos conciertos -¼cada uno en su estilo- brillaron por su perfección en las voces, excelente dicción, puesta en escena exquisita, dirección magistral, alto tecnicismo, madurez musical…
Admirados los espectadores, puestos en pie, ovacionaron a este magnÃfico coro y a su carismático maestro.
Con este artÃculo deseo rendir mi particular y sencillo homenaje a Antonio Abreu Lechado, trabajador incansable que vive la música con intensidad, como algo inherente a su ser. Enhorabuena.