Muchos creen que debemos la imaginación al contenido de los sueños y a la hermosa visión que viene a completar la pura realidad. También acostumbra a considerarse que la imaginación es un dominio privativo de los artistas y los poetas, una fuente de arte, de contraposición a la vida corriente, un elemento de la vida personal de las gentes en los momentos libres del trabajo profesional y de la actividad social, que requiere racionalidad, sangre fría y disciplina.
Frecuentemente constituye la imaginación un importante factor de desarrollo de la vida espiritual, que ayuda a superar las ideas rutinarias y los estereotipos intelectuales. No sólo no perjudica al pensamiento sino que facilita el nuevo y audaz modo de pensar por cuanto permite rebasar los horizontes a los cuales nos habíamos adaptado, y percibir los aspectos de una realidad que hasta entonces no alcanzábamos a ver.
La imaginación creadora es por naturaleza propia un pensamiento novador e innovador, que supera siempre sus propias conquistas y barre los obstáculos surgidos durante el trabajo anterior.
Es constantemente una salida a través de un terreno inexplorado y desconocido, un proceso de verdaderos descubrimientos en los que constituye precisamente el factor que muestra todas las posibilidades que cabe tomar en consideración.
El papel de la imaginación en el pensamiento científico no deja de ser especialmente importante en las condiciones y circunstancias que envuelven la actualidad y lo contemporáneo, donde el desarrollo de la ciencia es casi espontáneo.
La participación en ese desarrollo exige toda una serie de nuevas calificaciones mentales, y sobre todo aquellas en que la elaboración coopera con la imaginación, que nos enseña que en la actividad humana no únicamente resulta importante la realidad existente sino también “la realidad posible”.
Esta realidad posible es, dentro de la civilización científica, no exclusivamente lo que el arte abarca sino también todo cuanto se relaciona con la técnica.
El papel de la imaginación en las modernas condiciones de la vida no se limita a la esfera del progreso científico y técnico, ya que se manifiesta igualmente en el ambiente de las instituciones y de las actividades sociales.
De las reflexiones expuestas se podrían desprender algunas consecuencias a tener en cuenta para la educación hoy en día.
Se trata de la necesidad y la posibilidad de desarrollar y transformar la imaginación, de los métodos tendentes a vincular esa propiedad natural de la persona tanto con el arte como con la técnica, la ciencia y la actividad social.
Precisamente, habrá de considerarse que con la imaginación se une el secreto de la rebelión y del progreso, los dos elementos esenciales del destino humano.