Cualquier sociedad que se precie debe apostar por su juventud. Una sociedad democrática y moderna como es la nuestra, en la que la población joven menor de treinta años supera el 30% de los dos millones habitantes que vivimos en Canarias, debe implicar aún más a todos los agentes económicos, sociales e institucionales que intervienen en favor de la juventud. Tienen la obligación de facilitar el protagonismo que les corresponde en la vida diaria de nuestra Comunidad. No vale con solo dar discursos de buenas intenciones.
Hay que garantizar el derecho de toda la juventud de Canarias a acceder a la vida política, social, económica y cultural del Archipiélago, asegurando así una efectiva participación de este importante colectivo en todas las cuestiones que le afectan e interesan.
Es cierto que un hecho muy importante para avanzar en este objetivo fue la aprobación el año 2007 de la Ley Canaria de Juventud por parte del Gobierno de Canarias; norma que contó en su elaboración con la implicación y las aportaciones de colectivos juveniles y de profesionales en la materia, entre otros, y que a su vez consiguió el respaldo -para su aprobación- de todas las fuerzas políticas del Parlamento de Canarias. Ello constituyó un claro impulso y avance en el camino de la participación de la juventud de todos nuestros municipios e Islas.
Éste fue un logro histórico, no sólo en el marco legal, sino porque con esa ley se crearán el Consejo de la Juventud de Canarias y los consejos de la juventud municipales e insulares, que se convertirán en auténticas plataformas para canalizar la participación de los jóvenes de Canarias y garantizarán su participación en la construcción y mejora de nuestra convivencia social.
Además, también es destacable la creación del -ya existente- Observatorio Canario Joven, que sirve como cauce de participación y fuente de estudio e información en todo momento sobre la situación de nuestra juventud. En la actualidad, los diferentes consejos están en fase de elaboración y desarrollo jurídico para su puesta en marcha. Este hecho demanda mucho interés social, y no puede retrasarse más: se debe apostar firmemente por su puesta en funcionamiento ya.
Tenemos que tener en cuenta que los jóvenes viven en su propio espacio y tiempo dentro de su propia realidad social. Todos deberíamos preocuparnos por conseguir la información, herramientas, habilidades sociales y de gestión que nos faciliten aproximarnos a esa realidad cotidiana de la juventud, y desde ese conocimiento y reflexión, extraer posibles conclusiones que mejoren su calidad de vida y su transición a la vida adulta. Muchos de nosotros -era otra época- en su día nos adentramos en esa fase de la vida apoyados en los referentes familiares cercanos y educativos de los que nos nutría la propia sociedad, siempre cambiante.
En la actualidad, esta sociedad tiene mucho ruido mediático y necesita urgentemente, más que nunca, de los jóvenes, para incorporarse al trabajo de hacer que sobreviva y se salven los valores sociales de siempre.
Repasando los diferentes informes sobre la juventud existentes, éstos nos trasladan muchos datos de interés. En resumen, es interesante constatar la percepción de los propios jóvenes acerca de los valores que creen relevantes entre ellos: la familia, la amistad, el amor, la pareja, el trabajo, la estabilidad económica, la salud, ser feliz, sentirse bien, lo material o tener libertad e independencia.
En general, participan poco en la política o en la vida religiosa institucional. Prefieren otras formas alternativas de participación más individualizadas y personalizadas, pero también el asociacionismo deportivo, cultural o recreativo, más masivo y juvenil. Participar en movimientos sociales no gubernamentales como el pacifismo y el ecologismo, más minoritario y menos juvenil. Y para terminar, el vinculado a las organizaciones formales, sindicales o partidos políticos, de poca afiliación por parte de la juventud.
Respondiendo a estas necesidades de participar se deberían promover desde las diferentes instituciones y entidades sociales más líneas de actuación encaminadas a establecer procesos de promoción de la participación juvenil: mejor articulación del tejido asociativo en formas más eficaces de organización, de cara a una mejor participación y coordinación de acciones entre la juventud asociada. También estimular la participación de la juventud no asociada en temas que les puedan interesar haciéndola partícipe en la propuesta de ideas y decisiones en busca de la solución de sus propias necesidades y facilitar la articulación del tejido asociativo juvenil en formas más eficaces de organización.
A todos los agentes sociales antes comentados y a los que de alguna manera inciden en sus vidas, les propongo que, en sus puestas en escenas cotidianas en el desarrollo de sus actividades y tareas, utilicen -con el fin de enriquecernos todos- valores de tolerancia, respeto y diálogo como armas dialécticas a la hora de participar en la convivencia social y democrática de nuestra sociedad. Que faciliten el acercamiento y participación de todos los jóvenes de Canarias. Que dejen reinventar y regenerar los proyectos, las ideas y las palabras. Y sobre todo que dejen paso a los jóvenes.
*Miembro del Consejo Político Insular
de Coalición Canaria de Gran Canaria
manuelortego@gmail.com