Los seres vivos han sufrido las consecuencias de los diferentes cambios climáticos y al mismo tiempo han sido causa importante de algunos de ellos, tal como es el caso de la sustitución progresiva del dióxido de carbono por oxÃgeno en la atmósfera terrestre. Sin embargo, el cambio climático más reciente que tiene lugar a una escala temporal comparable con la vida media de un ser humano es el que se viene produciendo a causa del desarrollo tecnológico creciente y de la emisión a la atmósfera de productos que le hacen cambiar de composición.
No resulta difÃcil entender que parte de la energÃa que llega por medio de la radiación solar a la superficie del planeta sea parcialmente reflejada, esto es, devuelta de nuevo a la atmósfera en forma de radiación de onda larga. Ahora bien, la presencia de varios gases en la atmósfera – en especial el dióxido de carbono, pero también el metano (CH4), los derivados halogenados de hidrocarburos saturados (CFC), el óxido nitroso (N2O) y también el vapor de agua- sobre los que inciden las radiaciones fruto de la referida reflexión, remiten de nuevo hacia la superficie una parte de esa energÃa solar procedente de la primera reflexión, del mismo modo que sucede en un invernadero utilizado para la maduración de productos hortofrutÃcolas y por ello al fenómeno atmosférico que estamos describiendo se le denomina efecto invernadero, y a los gases descritos que ocasionan tal fenómeno se engloban en un conjunto que suele denominarse de manera genérica como gases de efecto invernadero (GEI).
El referido conjunto de interacciones suele ser analizado en el marco del llamado ciclo del carbono en el que se contiene la visión integral de los flujos de carbono. En este ciclo resulta relevante el papel de la vegetación, que mediante el proceso fotosintético, absorbe carbono utilizando la energÃa solar. La vegetación y también los océanos absorben cerca de la mitad de las emisiones, las cuales han roto el equilibrio natural del ciclo de carbono mediante una aportación exógena del mismo.
La fuerte dinámica, la alta circulación general de la atmósfera, facilita extraordinariamente la difusión de los gases de efecto invernadero, de forma que el nuevo flujo de emisiones se distribuye rápidamente por toda la atmósfera, tendiendo a uniformizar las concentraciones. Asimismo, el tiempo de permanencia en la atmósfera de las moléculas de dióxido de carbono es muy elevado, de manera que el impacto en el proceso del cambio climático no lo genera el flujo neto de emisiones, sino el stock acumulado. Este fenómeno agrava las dificultades del proceso de reducción de la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera.
Una variación de la concentración atmosférica de los gases de efecto invernadero ocasiona un cambio en la temperatura, conexión claramente verificada por los registros climáticos del planeta a diferentes escalas temporales. El potencial de calentamiento global (PCG) mide la contribución al calentamiento de la unidad de masa de un determinado gas invernadero. Los estudios cientÃficos al respecto han concluido que existen gases potencialmente más peligrosos, pero la relativa abundancia de CO2 ha llevado a la conclusión de que este gas es el principal agente a considerar en el fenómeno del calentamiento global.
Asimismo se ha llegado a la conclusión de que el claro aumento de la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera es debido a que las emisiones por la fuente (combustibles fósiles) son superiores a las pérdidas por el sumidero nomenclatura con la que se designan aquellos entes capaces de absorber los referidos gases.
Además, el CO2 tiene un largo tiempo de vida en la atmósfera, unos 150 años, con lo cual aún manteniendo constante la emisión de este gas continuarÃa aumentando su concentración en la atmósfera y por lo tanto los subsiguientes efectos climáticos. Se ha llegado a estimar que para estabilizar una concentración de GEI de 550 ppm (partes por millón), el doble de la concentración existente en la época preindustrial, habrÃa que reducir las emisiones globales hasta en un 30% en 2050 respecto a las del año 2000, provocándose con ello un incremento de la temperatura media mundial de aproximadamente 3ºC. Para lograr no superar un incremento de 2ºC, la reducción de emisiones deberá exceder el 85%. (IPCC, 2007).
*Diputado socialista en el Congreso