VERÓNICA MARTÍN | Santa Cruz de Tenerife
Si Nelson hubiera ganado, ahora sería inglesa. Esta bobería sirve para ponerse en la piel sonrosadita de un británico (o un italiano o un alemán, como en los chistes) que hoy en día vendría también con ganas de asaltar la capital tinerfeña. Pero asaltar sus probadores y sus tiendas armados con sus tarjetas de crédito. Sin embargo, uno y otro asalto han pasado a la historia como totalmente frustrados. El primero, porque Nelson se encontró con una oposición fuerte e inesperada. Y, el segundo, también porque el inglés (italiano, alemán o lo que sea que viene en crucero) se encuentra con una mayoría de comercios vacíos las horas que pasa en tierra en la capital tinerfeña, sobre todo si viene un domingo como el de ayer.
Es lo que ocurrió a los más de 4.300 visitantes que recibió la capital este fin de semana, de los que 3.000 eran cruceristas y 1.300 tripulantes, tal y como informó la Autoridad Portuaria quien también anuncia que este mes se sumarán 13.600 visitantes por esta nueva revolución turística que son los hoteles flotantes que rememoran Vacaciones en el mar a precios populares.
Pues ante esto, nos pusimos el sombrero de turista (elegimos la nacionalidad inglesa por eso del guiño a Nelson) y emprendimos una ruta por las principales calles de la ciudad. Domingo. Sunday para ese turista imaginario. Tras un desayuno tipo buffet en alguno de los dos cruceros que visitaron la Isla: el Braemar o el Costa Mediterránea.
¿Qué puede ofrecer una ciudad como Santa Cruz de Tenerife? Las guías hablan del Carnaval, pero es en invierno y, de momento, no hay nada al respecto que ver. También las guías hablan de la batalla de Nelson. Hay un espacio en la plaza de España donde se encuentran restos interesantes, aunque cuesta encontrarlo porque no hay una señaléctica clara. “A los ingleses estás cosas nos chiflan”, pensaría el turista tipo y eso se demuestra en la gran cantidad de museos y exposiciones navales y de batallas que tienen en su país. La pena es que la plaza está sin demasiada vida y el agua de un “lago central muy bonito” está sucia.
También, como turista, apetecería comprar algo de ropa pues “parece que en España están de rebajas”. Pero, las tiendas del centro de la ciudad están cerradas. Dicen las señoritas de la oficina de información que para comprar hay que ir al Sur de la Isla, a unos 45 minutos en coche de alquiler o una hora en transporte público; o al Norte que es menos tiempo pero donde, aseguran, puede que no haya sol. Pues sin rebajas. Eso sí, hay una tienda de gafas de sol outlet al 50% donde, al menos, uno se puede dar un capricho.
Como es domingo, la lectura de la prensa es toda una tradición pese a que ya todos nos informemos por el I-phone. En eso sí tenemos suerte, pues en un kiosko muy cercano al puerto hay periódicos ingleses y alemanes. Cerca, en el Café Atlántico, podemos tomar una cerveza (qué rica, en España) con aceitunas o un café al tiempo que nos enteramos de lo que está pasando en Londres donde hay toda una revolución, “¿se nos estará pegando de los Indignados españoles?”. La pena es que como no hay información en el Atlántico a simple vista no me entero de que es un sitio emblemático. Qué desierto.
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La ciudad semivacía
El domingo en la capital tinerfeña sigue formando parte del tópico de Santa Cruz ciudad dormida. La zona del Mercado y del TEA tienen bastante actividad pero las calles del centro a las doce del mediodía son un desierto. Las terrazas vacías, las tiendas cerradas y los pocos turistas que se quedan en la ciudad pasean sin lugares donde gastar sus euros. A mediodía la cosa mejora y algunos restaurantes se animan. Los técnicos en Turismo se quejan del comercio y el comercio de que no les vale la pena abrir, ¿soluciones?
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