Carlos MÃnguez (EFE)| MADRID
Benedicto XVI ha llegado hoy a Madrid como portador de un mensaje de esperanza para los jóvenes, para aquellos que han oÃdo ya la voz de Dios y para los que han recibido “tan solo un leve susurro”, y les ha pedido “con todas las fuerzas” de su corazón” que no se avergüencen del Señor, de vivir a cara descubierta, sus creencias.
“No pocos -ha dicho el Papa-, por causa de su fe en Cristo sufren en sà mismo la discriminación, que lleva al desprecio y a la persecución abierta o larvada que padecen en determinadas regiones y paÃses. Se les acosa queriendo apartarlos de Él, privándolo de los signos de su presencia en la vida pública y silenciando hasta su santo nombre”.
Nada más pisar por tercera vez en su pontificado suelo español, aunque ésta sea su primera visita a Madrid, ha pedido a los jóvenes que “nada ni nadie os quite la paz” y ha abogado por un clima de “respetuosa convivencia con otras legÃtimas opciones”, exigiendo al mismo tiempo “el debido respeto a las propias”.
Benedicto XVI ha llegado esta mañana a Madrid para desde hoy y hasta el domingo reunirse con cientos de miles de jóvenes de todo el mundo en una nueva Jornada Mundial de la Juventud.
A las doce en punto del mediodÃa, quince minutos después de que aterrizara en el aeropuerto de Barajas, el avión de Alitalia que traÃa al Papa llegaba al Pabellón de Estado del aeropuerto de Barajas, donde le esperaba una calurosa bienvenida.
Los Reyes le esperaban al pie de la escalerilla del avión, donde allà mismo el pontÃfice preguntó a don Juan Carlos por su estado de salud tras su reciente operación de rodilla que aún hoy le hace caminar con la ayuda de una muleta.
En la pista vitorearon la llegada del Papa unos 2.000 peregrinos en representación de los cientos de miles que desde el lunes abarrotan Madrid y que han llenado de color y cánticos sus calles y plazas.
En ese momento, el cielo permanecÃa cubierto de nubes que incluso habÃan dejado caer poco antes una ligera lluvia.
Cuando comenzaron los discursos del Rey y posteriormente del Papa, el cielo se despejó y el calor de dÃas anteriores volvió a aparecer.
En el Pabellón de Estado, el Papa fue saludado por el presidente del Gobierno, José Luis RodrÃguez Zapatero, que acudió acompañado por sus ministros de Exteriores, Justicia y Presidencia, además de los presidentes del Congreso, del Tribunal Constitucional y del Supremo.
Al acto de bienvenida ha estado invitado además el presidente del PP, Mariano Rajoy, acompañado por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, por el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, y la portavoz parlamentaria de los populares, Soraya Sáenz de SantamarÃa, quien le ha hecho notar al Papa que está embarazada.
En Barajas también le aguardaban el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio MarÃa Rouco Varela, y la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal, además de la totalidad de los cardenales españoles.
En el primero de los doce discursos y homilÃas que el Santo Padre pronunciará durante su estancia en Madrid no olvidó referirse a la dificultades que tienen que afrontar los jóvenes, en un momento en el que “la justicia y el altÃsimo valor de la persona humana se doblegan fácilmente a intereses egoÃstas, materiales e ideológicos”.
Especialmente se refirió a la preocupación con que encaran los jóvenes su futuro debido sobre todo a las dificultades para “encontrar un empleo digno o bien por haberlo perdido o tenerlo muy precario e inseguro”.
Al paro se habÃa referido instantes antes el Rey en su discurso de bienvenida a España, “una gran nación”, democrática, antigua y diversa, amante de la paz, la libertad y la justicia” y cuya personalidad histórica no se entiende sin “la aportación artÃstica, cultural y religiosa del cristianismo”.
Don Juan Carlos habló de la necesidad de acabar con “el intolerable paro juvenil” y dijo que no son estos “tiempos fáciles para los jóvenes”, tantas veces frustrados por “falta de horizontes personales y laborales”.
Para el monarca, el trasfondo de todos estos problemas es “una profunda crisis de valores. Los jóvenes -insistió- necesitan no sólo oportunidades, sino también la ejemplaridad de sus mayores; no sólo razones, sino actitudes que motiven, llenen e impulsen su existencia y alienten su esperanza”.
Benedicto XVI ha viajado a Madrid para orar con los jóvenes para celebrar con ellos la eucaristÃa, para descubrir con ellos a “un Dios vivo”, para estar con unos jóvenes que “ven la superficialidad, el consumismo y el hedonismo imperante, tanta banalidad a la hora de vivir la sexualidad, tanta insolidaridad, tanta corrupción”.
Antes de subir al “papamóvil” para adentrarse en la ciudad, el Papa y los Reyes han tenido un breve encuentro privado.