A la pregunta “¿qué canari@ es el más importante de la historia de las islas?”, centenares de internautas vienen opinando, desde hace semanas, en Facebook, ayudándome a dar con la respuesta. En absoluto consensuable, acertar con la figura representativa del orbe canario resulta una ardua polémica.
Cuando se me ocurrió formular esta pregunta en la red no podía imaginarlo. Elegir entre Bencomo y Pedrito, el guanche doblegado y el campeón del mundo que nació de pie, no es un trivial cualquiera, sino pasar 600 años por el cedazo de un sondeo como si buscáramos una aguja en un pajar.
Tras Galdós y Manrique, que encabezan el ranking, los internautas añadieron cuarenta nombres más, incluidos el guanche y el futbolista (Secundino, Betancourt, Kraus, Negrín, Viera, Sabandeños, Pedro Guerra, M. R. Alonso, Domínguez, Blahnik, Power, Estévanez, Minik, Antonio González, Cubillo, Josefina Pla…).
El escritor que acarició el Nobel y el artista que mejor sintonizó con los canarios de su tiempo van empatados en reñida competencia.
No deberíamos inhibirnos de hacer estas preguntas para contribuir a definir una suerte de identidad colectiva que cese de tirar barro a la pared.
En el último debate de la nacionalidad, planeó un acertijo envenenado sobre unos escaños ociosos hasta ahora en historia cultural de Canarias; fue en aquella inesperada disquisición entre Paulino Rivero y Soria sobre la vitola de canariedad de Galdós o Nicolás Estévanez.
En ese charco me he metido con esta provocación nada demoscópica. Uno de los votantes cuestiona insistentemente la importancia para Canarias del autor de Los Episodios Nacionales por haberse ido a vivir a Madrid. Reticencia esta que va y viene, pese a los esfuerzos de Pérez Vidal por acreditar la huella canaria en la obra del novelista. Galdós deberá pagar siempre esa odiosa gabela por haberse sacudido el polvo de las islas en Cádiz, según la leyenda que le persigue como sus deudas hasta la muerte.
A Manrique se le postula como celebrity con mayor benevolencia, es cierto, pero, al final, le sobarían a cuenta de su heterodoxia ecologista por sus intervenciones paisajísticas, que son lo mejor de su arte. En sus manos lo dejo.