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Inician el trámite de asilo político del periodista ruso

   

Novoselov, junto a su velero, encallado en Arico. | JUANSE SÁNCHEZ

VICENTE PÉREZ | ARICO

Agentes de la Policía Nacional adscritos a Extranjería acudieron ayer a El Porís para entrevistar a Andrei Novoselov, el periodista ruso que desde julio vive en una cueva de la playa de este barrio de Arico, tras encallar el velero en que se dirigía a Estados Unidos. Esta intervención policial obedece a la petición de asilo político que presentó en un Juzgado de Cádiz, y para cuya resolución será determinante el informe favorable o no que realice el Ministerio de Interior, según confirmaron ayer fuentes del Cuerpo Nacional de Policía.

Se da la circunstancia de que Novoselov, que afirma estar amenazado en rusia por denunciar la corrupción en su país, pernocta desde hace mes y medio en una cueva de la playa del Porís, donde se alimenta gracias a la ayuda de vecinos del lugar.

El concejal de Pesca de Arico, y residente en este barrio, Andrés Martín, explicó ayer que “el Ayuntamiento le recogió los enseres y objetos personales que llevaba en la embarcación, y los custodia en el local municipal de Cruz Roja en Punta de Abona”. Además, según subrayó el edil, desde la Concejalía de Asuntos Sociales se han hecho gestiones para que se le dé una plaza en el Albergue de Santa Cruz de Tenerife, pero no ha sido posible de momento “porque en ese centro están desbordados”.

El periodista, según subrayó Martín, podrá seguir en Tenerife sin temor a ser expulsado, hasta que se resuelva su solicitud de asilo, extremo que confirmaron las fuentes de la Policía Nacional. El concejal afirma que Novoselov no habla español, y el Ayuntamiento se ha entendido con él en francés mediante una intérprete. “Su relato”, expone el concejal, “no es cronológico, no nos da fechas; nos ha dicho que salió de Rusia porque allí su situación era insostenible al ser un periodista que escribe contra la gestión de Putin, y que por ello decidió ir a Francia, alquilar una embarcación y luego a Cádiz; datos que hemos corroborado, pues nos hemos puesto en contacto con la embajada rusa, la aseguradora del velero, y los abogados que le solicitaron asilo en Cádiz”.

Un ariquero que se ha hecho amigo del ciudadano ruso refiere que el periodista le ha asegurado que no puede regresar a su país porque lo encarcelarían o matarían, y que en Rusia “ni hay libertad, ni democracia, ni derechos”. Llegó a Tenerife en febrero donde hizo escala en la playa de Las Teresitas para reparar su motor y seguir luego rumbo a Estados Unidos, en junio, pero su velero volvió a averiarse y quedó a la deriva, hasta encallar en la playa de La Punta de Abona. Ahora ese litoral es su único hogar, donde espera la decisión de España sobre su futuro.