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PRINCIPIA

La ciencia secuestrada

   

Los museos de la ciencia ofrecen versiones adaptadas para niños, como es el caso de este programa de Planetario Infantil. | DA

VERÓNICA MARTÍN | Santa Cruz de Tenerife

Si un niño de cuatro años es capaz de relatar de memoria los nuevos fichajes de su equipo de fútbol y se conoce todos los nombres de los personajes de sus series favoritas, por qué se cree que es incapaz de entender principios esenciales como la creación del Universo o la evolución de las especies (no es mucho más difícil que la de los invizimals). El concepto paternalista de la educación está secuestrando los conocimientos científicos a la Educación Primaria y eso se paga en los años posteriores.

El Informe Enciende -elaborado por la Confederación de Sociedades Científicas de España (Cosce)- revela algunos datos interesantes como que en la “etapa de Educación Primaria las ciencias representan casi un 7% del espacio curricular y no se consideran áreas de conocimiento instrumental del mismo nivel que las matemáticas o el lenguaje”. En este sentido, el investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y coautor de este análisis, José Miguel Rodríguez Espinosa, explica que “la ciencia está muy alejada de la Educación Primaria y, en cada reforma, se aleja más”.

Esta situación, genera que “los niños lleguen a la adolescencia sin un conocimiento de la ciencia y, como nunca se les ha explicado bien, les da miedo o, sencillamente, no les atrae”, explica el investigador y añade que esto es el origen del déficit de formación científica de la sociedad, justamente en un mundo “donde la ciencia y la tecnología son cada vez más importantes para entender el propio mundo”. El problema de la escasez de conocimientos científicos no mejora demasiado en la Educación Secundaria ya que “aunque la presencia es mayor, con aproximadamente un 18%, la disminución de horas destinadas a las asignaturas de ciencia de los últimos cambios curriculares no ha ido acompañada de una revisión de la extensión de los contenidos a impartir”, refleja el informe Enciende.

Además de esto, se destaca que la mayoría de los estudiantes españoles no realizan trabajos prácticos ni de laboratorio. En general, tanto en Primaria como en Secundaria más del 60% de los alumnos aseguraba no realizar ninguna práctica científica. Esto, luego, se traduce en los pobres resultados en los informes del estudio PISA donde los niños españoles están por debajo de los países OCDE en competencia científica. Espinosa insiste en que la agrupación de asociaciones científicas que firma el Informe Enciende, “no pretende que todo el mundo sea científico sino que desde la primera infancia, a los niños se les acostumbre a tener una mente inquisitiva; no darles todo comido sino que ellos mismos encuentren respuestas a preguntas tan sencillas como por qué hay un día y una noche o por qué sale la Luna”. La Confederación de Sociedades Científicas de España (Cosce) la forman a unas 80 asociaciones y a más de 45.000 investigadores. “En la junta directiva empezamos a analizar el problema y vimos que era necesario intervenir”, afirma el investigador del IAC.

Fruto de esa reflexión ha sido el informe y varios encuentros técnicos internacionales. Ahora, el siguiente paso es un nuevo reto que es salvar el déficit educativo en ciencias con la participación de los propios científicos. Necesitan la implicación de las administraciones pero tienen claro que son parte esencial para acabar con las pésimas estadísticas y el analfabetismo científico de los españoles.

El informe Enciende propone una serie de acciones directas para la “renovación de la enseñanza de las ciencias”.