Hoy y mañana, quienes acudan o se alojen en el hotel La Caleta Sheraton, de Costa Adeje, van a tener oportunidad de disfrutar de cenas gastronómicas de interés, con dos cocineros de prestigio, el madrileño Andrés Madrigal, chef mediático de largo y diverso recorrido, y Lucas Maes, de La Orotava, que ofrecerán un “mano a mano” con un menú especial conjunto para unas cenas singulares. Lamentablemente no podré asistir, los cual es para desconsolarse porque la oportunidad es excelente y el precio del menú no está disparatado, 45 euros, para el nivel que posee.
Por cierto que hace unos días hubo almuerzo en el restaurante Lucas Maes -a caballo entre La Orotava y el Puerto de la Cruz- y nos hizo un menú atractivo, con un plato de atún de primera línea, demostrando que ha vuelto a tomar el tono que estableció la fama del establecimiento. Es lugar recomendable en este tiempo veraniego, ya que tiene una terraza ideal para tomar el aperitivo o la copa postmesa. Lucas dicen que es belga tinerfeño, pero parece más bien que ya es tinerfeño-belga. Aunque parezca un chiste, porque su cocina es netamente centroeuropea, nos brindó un escaldón de gofio, unas cabrillas con gajos de cebolla de Masca a guisa de cuchara, como mandan los cánones de esta comida tradicional del campo canario, servido de aperitivo, que fue un visto y no visto en las bandejas, acompañado de un blanco Suertes del Marqués, de La Orotava. De acuerdo que la cebolla cruda -ésta era de lo más dulce y crujiente- no es cosa para todo el mundo, ni el escaldón resulta un éxito seguro para la gente de fuera de las Islas, porque es plato que no siempre se capta a la primera y con frecuencia es más bien un engrudo incomible -el gofio, la clave es el gofio, no puede haber escaldón bueno con gofio malo-, pero tampoco los caracoles o los erizos les gustan a todo el mundo y bien que se sirven. Como aperitivo atrevido, las cabrillas eran una oportunidad de otra cosa y el que quiere las prueba y el que no se toma los canapés de siempre. No pasa nada. Pero, por lo que pude apreciar, entre quienes estaban nadie las rechazó y no digo que se llegara al tumulto, pero el contenido de las bandejas desapareció…, y no en el aire.
Y pese a los tiempos difíciles -o quizás por eso mismo- aparecen sitios nuevos. Por ejemplo, una panadería boutique Panaria, en Santa Cruz, en Suárez Guerra, cerca de la sede de CajaCanarias, que lleva abierta hace casi un mes, dicen, con una infrecuente variedad de panes, bollería y taperío de horno muy interesante.
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