X
VISITA DEL PAPA > BENEDICTO XVI SE ACERCA A LOS JÓVENES

Medio millón de fieles asiste a la misa de apertura

   

Gran número de personas en la plaza de Cibeles de la capital durante la misa de bienvenida a los peregrinos. | EFE

EFE | Madrid

Cerca de medio millón de jóvenes, según la organización, se concentraron ayer en la Plaza de Cibeles para asistir a la misa de apertura de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Madrid 2011, que presidió el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela.

Durante la eucaristía, Rouco animó a los jóvenes a aceptar el reto de “la nueva evangelización” en un mundo marcado por un “rampante relativismo espiritual y moral”. El cardenal ha concelebrado la misa con cerca de 800 obispos, arzobispos y cardenales venidos de todo el mundo, así como con unos 8.000 sacerdotes.

Tras recordar la figura del papa Juan Pablo II, promotor de las jornadas de la juventud, Rouco señaló que los jóvenes reunidos en Madrid son “la generación de Benedicto XVI”, una generación marcada por “la globalización, las nuevas tecnologías de la comunicación, la crisis económica”, factores que les “condicionan para bien y, en muchas ocasiones, para mal”.

Así, aseveró que sólo Jesucristo muestra el “camino y la meta de la verdadera felicidad”, no sólo a los jóvenes católicos, puntualizó, sino “también a vuestros amigos alejados de la práctica religiosa e, incluso, de la fe”.

[apunte]
Rouco llama a una nueva evangelización

El cardenal arzobispo de Madrid ha animando a los jóvenes a aceptar el reto de “la nueva evangelización” en un mundo marcado por un “rampante relativismo espiritual y moral”.

Rouco se ha expresado así en la homilía pronunciada en la misa de inauguración de la JMJ ante varios cientos de miles de jóvenes a los que ha dado la bienvenida de peregrinos a “un viejo país formado por una comunidad de pueblos cuya principal seña de identidad histórica, de su cultura y modo de ser es la fe cristiana”.

Uniformados con camisetas y sombreros de colores y en su mayoría marchando detrás de las banderas de su país de origen, los jóvenes han abarrotado la Plaza de la Cibeles, la calle Alcalá y los laterales del Paseo del Prado, hasta Colón.

Sentados entre los parterres y siguiendo la misa por pantallas gigantes, varios miles de jóvenes han tenido que soportar el trajín de los operarios que seguían montando los baldaquinos que albergarán a los pasos de Semana Santa llegados de toda España para el vía crucis del próximo viernes y que mantenían cortado el eje central de Recoletos.

Pese a que la misa ha comenzado pasadas las 20:00 horas, las altas temperaturas han obligado al servicio municipal de urgencias (Samur) a atender a 170 personas, en su mayoría por golpes de calor.

Comienza así la gran cita de los jóvenes con el papa Benedicto XVI quien llegará a Madrid el próximo jueves para cuatro días de celebración a la que previsiblemente acudirán un millón y medio de peregrinos de todo el mundo.

En su homilía, Rouco ha destacado la necesidad de que los jóvenes del mundo se involucren en una “nueva evangelización” en un momento marcado por un “rampante relativismo espiritual y moral”.

Tras recordar la figura del papa Juan Pablo II, promotor de las jornadas de la juventud, Rouco ha señalado que los jóvenes reunidos hoy en Madrid son “la generación de Benedicto XVI”, una generación marcada por “la globalización, las nuevas tecnologías de la comunicación, la crisis económica”, factores que les “condicionan para bien y, en muchas ocasiones, para mal”.

Así, ha planteado que a los jóvenes de hoy, “con raíces existenciales debilitadas por un rampante relativismo espiritual y moral, encerrados por el poder dominante y sin hallar sólidos fundamentos” para sus vidas en la cultura y la sociedad actual, se le “tienta poderosamente” hasta llegar a hacerles perder la orientación del camino de sus vidas.

“¿Cómo no va a vacilar a veces vuestra fe?”, se ha preguntado Rouco, quien ha animado a los jóvenes a hacer suyo el lema de esta Jornada: “arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe”.
El cardenal ha concelebrado la misa con cerca de 800 obispos, arzobispos y cardenales venidos de todo el mundo, así como unos 8.000 sacerdotes que se protegían del intenso sol con paraguas blancos y sombreros de peregrinos de todos los colores.
En un apartado junto al altar, más de un centenar de voluntarios de la Orden de Malta y la Hospitalidad de Lourdes se afanaba por proteger del sol y refrescar a unos 600 discapacitados.
Lourdes Fernández Monasterio y Patricia Peiró, ambas de la Hospitalidad de Lourdes, han coincidido en subrayar que no sólo participaban en la JMJ “para renovar la fe y por un mensaje de esperanza”, sino también para “sentirse fuertes con tanto joven católico”.
“Y para que se nos oiga también a nosotros, ya está bien de que siempre griten los mismos”, ha reconocido Peiró.
Un poco más allá, un grupo de 520 peregrinos llegados de Angola esperaban “recargar las pilas de la fe y renovar nuestro compromiso con Cristo Jesús”, ha explicado Elsa Montenegro Manuel, coordinadora del grupo y magistrada provincial de Luanda.
La fuerza del grupo también ha impresionado a Leticia López Díaz, una voluntaria madrileña recién licenciada en psicología, para quien “ver a tantos jóvenes como yo unidos por la fe y ver que no estoy sola en el seguimiento de Cristo” es un sentimiento que “da mucha fuerza”.
“Saber que a pesar de las protestas y de los desacuerdos de la gente, ver a tantos jóvenes unidos por la fe nos hace seguir luchando por lo que creemos”, ha asegurado

[/apunte]