Larga es la trayectoria pictórica de Ramón Alonso Verasategui, provechosa también. Es Ramón Alonso amante del silencio del estudio, de entregar horas y más horas a cada uno de sus cuadros, de conceder valor e importancia a lo que en pintura es fundamental. No son frecuentes las exposiciones de este pintor. Su obra es esperada por los coleccionistas. Le place compartir sus conocimientos, guiar los pasos de muchos alumnos y hacerles depositario de su técnica y teoría.
La fidelidad a criterios estéticos es otra de sus características, siempre se ha mantenido fiel a la figuración, fiel a los clásicos de la pintura española. Desde que inició su andadura por el mundo del arte ha seguido y sigue una misma línea conceptual, sabedor innato de que la realidad es la suprema piedra de toque para un pintor, consciente de que nada puede superar en belleza a la misma realidad, le quedó grabado en su mente desde sus amplios estudios en Roma. Esa realidad la ha venido cultivando en bodegones y retratos de atenta composición, mimados, cuidando el equilibrio zonal, el dibujo, el color, los tres elementos fundamentales. Ningún secreto hay que no haya desentrañado, ningún camino le ha quedado por seguir, ha investigado desde bastante joven con los grandes maestros, y ha analizado dentro del realismo acumulando saberes hasta conseguir la obra que responde plenamente a su concepto de lo que es pintar.
Por la firmeza de la línea que ha seguido, por sus logros, por la veteranía y la fidelidad, por su generosidad en la enseñanza compartiendo e impartiendo saberes, es por lo que nos complace que sus obras sean vistas en esta ocasión en el Real Club Náutico. Una de las características de sus bodegones es que están compuestos sobre la base de no muchos elementos, y los que hay aparecen con protagonismo total. Evita Ramón Alonso las complejidades descriptivas que podrían ser farragosas, para centrarse en arrancar los secretos de la belleza que encierran unas pocas frutas, una botella o una copa de vino, con el complemento, en ocasiones, de un objeto accidental o del soporte sobre el que establece la composición; le es más que suficiente para alcanzar su objetivo, para decir lo máximo partiendo de lo mínimo convirtiendo en realidad la máxima de que lo poco, si bueno, es mucho.
Excelente exposición que se puede visitar en el Real Club Náutico, un gran evento cultural de este verano.
Felicitaciones para el autor, así como para la sociedad.