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CUADERNOS DE ÁFRICA > POR RAFAEL MUÑOZ

Panorama Pulitzer

   

Vive el Primer Mundo en una loca huida hacia delante bajo el peligroso timón de la inmoralidad y lo superficial. Sumidos en la cultura de la cantidad; del subidón que busca lo inmediato; y de un desangramiento que bajo la marea de la ignorancia se extiende cual incurable cáncer; sumiéndonos en una sociedad infantil obsesionada por el aislamiento tecnológico. Dinámica que tarde o temprano tendrá serias consecuencias.

Atónito me quedo al ver como en el mejor estilo reality show de sobremesa, hay que organizar una conferencia de donantes para financiar la ayuda alimenticia al famélico somalí. En estos tiempos de emergencias económicas; derivada directa de las más variadas sobrealimentaciones con las que se ha edificado eso que llamamos el mundo desarrollado; creando un engendro social digno del Gargantúa y Pantagruel de Rabelais, nos topamos de bruces con la hambruna del Cuerno de África.

Puntiaguda esquina que debe de ser una de las puertas al purgatorio que gestionaba Baphomet; ya que no se a cuál de los siete demonios achacar las repetidas desgracias que azotan el territorio. Lo cierto es que a uno de los diablos sí que lo tengo localizado. A estas alturas de la sobremesa; y habiendo sido cómplice de las nefastas Compañías Coloniales y sus mil abusos, me parece grotesco que el Fondo Monetario Internacional ose excusarse como culpable indirecto de la herencia africana. Monopolios que tras los procesos de descolonización, invitarían a los africanos a abandonar sus cultivos bajo la envenenada promesa de un joven dios llamado industrialización. Semidiós orado con el siguiente catecismo: tú comprarás lo que yo manufacture con las materias primas que ya tampoco son tuyas.

Aquellas sabias estructuras que durante siglos les habían alimentado en simbiosis con el medio, progresivamente fueron desapareciendo; creando así una deformada y frágil clase social que abarrotó las ciudades africanas supurando bolsas de miseria. Y aquellos, caso de Patrice Lumumba, que osaron desafiar al sistema para así poder decidir, ya sabemos cómo y dónde acabaron; mostrados cogidos de los pelos como un animal cazado. Si los quiméricos objetivos para el 2015 de Naciones Unidas recogían la erradicación del hambre y la mortalidad infantil; pretendiendo reducir tales porcentajes a la mitad; ¿qué es lo que ha pasado en Somalia?; ¿y dónde está la política de prevención?, más allá de la evidente aridez de un territorio estriado por una sequía que es bíblica. Acontecimiento éste último que también es razonablemente anticipable; siendo a mí entender una conferencia de donantes una estrategia de última hora que sólo dará un sustento temporal. Este amargo pudding trufado con el hambre de Etiopia, Sudán, y ahora Somalia, sin duda alguna requiere de una mayor atención para encarar un futuro que asegure el derecho más básico del ser humano: la alimentación.

En contraposición les hablaré del Prepositioning, la estrategia marítima de los EE.UU. mediante la cual fondea enormes buques atestados de provisiones en las zonas más estratégicas del Tercer Mundo. Buques discretos al ojo poco docto; pero habituales de las costas africanas, e incluso tinerfeñas. Despensas flotantes que pueden sustentar alimentación hasta para 15.000 militares a lo largo de un mes. ¡Qué bien vendría ahora mismo embarrancar alguno en las costas somalíes¡ Cierro con la célebre foto del mal logrado Kevin Carter. Controvertido retrato ganador del premio Pulitzer en 1994. Cruda imagen de un niño sudanés que abatido por el hambre parece esperar la muerte bajo la vigilante mirada de un buitre.

Centro de Estudios Africanos de la ULL.
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