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EL MEGÁFONO > MARÍA JIMÉNEZ (III)

Pequeños y con espíritu carnavalero

   

Los Sofocados obtuvo el pasado Carnaval el segundo premio de interpretación y el tercero de presentación. | S.M.

NANA GARCÍA | Santa Cruz de Tenerife

Han pasado 26 años desde que Jesús Manuel Tosco, a quien llamaban El Compi, soñó con contagiar al barrio de María Jiménez de su pasión carnavalera. No solo lo consiguió sino que hoy, el fruto de esa quimera es la Murga Infantil Los Sofocados, “una gran familia” que tiene como lema “pasarlo lo mejor que se pueda”. Hace casi 10 años que su fundador no está, sin embargo, su alma murguera y su ingenio continúan presentes en cada carnaval, comenta con nostalgia su viuda, Dulce María Rodríguez Déniz -“de la familia de los Déniz del barrio”-, quien ha tomado el testigo al frente de la murga desde 2003.

Jesús Manuel Tosco era natural de Los Gladiolos y desde niño había participado en el Carnaval en las filas de la murga Los Mamelones y en la desaparecida comparsa Los Tamanacos. Tras contraer matrimonio con Dulce María Rodríguez se convirtió en un vecino más del barrio de María Jiménez y decidió implicar a todos los niños del barrio “en una murguita”. “Eran tiempos difíciles, el grupito de niños ensayaba en la calle detrás de nuestra casa al principio y luego en pequeños locales que nos dejaban los vecinos”. Con el paso de los años, y paralelamente a la evolución del Carnaval chicharrero, Los Sofocados fueron creciendo en número de integrantes y en infraestructuras.

En la actualidad, los “50 niños” que forman parte de esta murguita cuentan con un local propio, Antiguo Colegio María Jiménez, ubicado en la calle San Juan, recinto en el que a partir de septiembre (como el calendario escolar) comenzarán a sonar las diferentes melodías de pitos y cantos que prepararán para las próximas carnestolendas.
Aunque la murga está gestionada por una junta directiva, a la hora de preparar cada carnaval, cada concurso, cada disfraz, cada fiesta, los niños aprenden el significado del trabajo en grupo y la cooperación, ya que, tal y como comenta Dulce María Rodríguez, el resultado final que se presenta en el concurso es fruto de la labor conjunta de padres, directores, equipo de costura y responsables de la murga.

Orgullosa de ser la murguita de María Jiménez, Los Sofocados cuenta en sus filas con varias generaciones de jóvenes del barrio (muchos de ellos tienen ahora a sus hijos en sus filas), una población en la que el Carnaval ha arraigado fuertemente gracias a la labor de personas como Jesús Manuel Tosco, y que desde el año pasado cuenta con un nuevo representante, la murga adulta Los Rebotados.
Y es que una murga, como cualquier colectivo carnavalero ofrece jornadas de convivencia que van más allá de lo meramente lúdico. Feliz Carnaval.

Dulce María Rodríguez, representante de la murga.| JAVIER GANIVET

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Un gran sacrificio que a veces tiene premio

Javier Suárez Plata y Anisu Oramas son los responsables de las ‘pequeñas grandes’ actuaciones que Los Sofocados ofrecen en el Carnaval. De hecho, en la edición de 2011 la murguita de María Jiménez obtuvo el tercer premio de presentación y el segundo de interpretación con la interpretación de El museo de los recuerdos y El rastro.

“Es un gran mérito con solo ver que tienen que estar día tras día compaginando las clases en la escuela con los ensayos de la murga y también el deporte que algunos de practican”, sostiene Dulce Rodríguez, quien desvela que ya están inmersos en el disfraz y las canciones del próximo Carnaval, con el que esperan sorprender con ingenio.

“Está claro que se va a recortar el presupuesto, pero debemos intentar entre todos que el Carnaval salga lo mejor posible”, agrega la representante. Todo un espíritu carnavalero.

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