DIARIO DE AVISOS / EFE | Santa Cruz de Tenerife
La tensión no parece haber disminuido con el paso de las horas en la polémica surgida tras el partido de vuelta de la Supercopa de España que midió a FC Barcelona y Real Madrid.
Protagonistas de uno y otro equipo, especialmente del primero, no han dudado a la hora de cargar frente a los que consideran malas artes de su rival. Lo pero de todo es que, con toda la temporada por disputarse, azulgranas y blancos podrían volver a verse las caras a lo largo del curso hasta seis ocasiones más.
En el punto de mira
La imagen en la que el entrenador portugués del Real Madrid, José Mourinho, metía el dedo en el ojo de Tito Vilanova, asistente de Pep Guardiola, ha dado la vuelta al mundo. A pesar de que el entrenador blanco luego no quiso referirse a la acción públicamente, muchos sí que se han posicionado alrededor de esta acción.
Así, Fernando Morientes, exjugador del Real Madrid, indicaba ayer en su cuenta de Twitter que como madridista le daba “vergüenza y asco” la actitud de Mourinho y que los jugadores madrileños no asistieran a la entrega del trofeo al FC Barcelona sobre el césped del Camp Nou.
Además, el defensa Gerard Piqué disculpaba a los jugadores madridistas recordando uno de los resultados históricos de los Madrid-Barça: “No creo que la culpa sea de los jugadores porque antes sí sabían ganar y perder. Recuerdo que cuando ganamos 2-6 en el Bernabéu no pasaba esto”.
Además, la directiva del FC Barcelona se ha posicionado también en la figura de Carles Villarrubí, vicepresidente de la entidad, que señaló que Mourinho es “una lacra para el mundo del fútbol” y que el club madrileño “no puede apoyar a su entrenador en unos hechos como los vividos”.
Para Vilarrubí, los hechos que se produjeron instantes antes del final del partido no pueden quedar impunes y “es recomendable que alguien haga algo para que esto no se vuelva a repetir”. El vicepresidente acusó además a Mou de arengar a sus jugadores para abandonar el terreno de juego y no esperar a que el Barça levantara el trofeo de campeón.
“Desde nuestra ubicación privilegiada en el campo se ve perfectamente todo y vi como Mourinho ordenó a sus jugadores irse a los vestuarios tan pronto como el árbitro pitó el final del partido” desveló.
No tomarán acciones
Lo cierto es que fue la propia Policía Nacional la que pidió al Real Madrid que se retirara del terreno del juego por motivos de seguridad. Incluso algún miembro del cuerpo médico madridista optó por quedarse, pero los algún miembro de la Policía Nacional lo invitó a que abandonara el césped para evitar posibles incidentes.
Aún con todo, el FC Barcelona no denunciará ni a José Mourinho ni al Real Madrid sino que esperará a que sea la propia Federación Española de Fútbol (RFEF) la que actúe de oficio.
Después de diversas conversaciones entre la directiva de la entidad catalana y el cuerpo técnico, se prefiere no seguir echando leña al fuego y esperar a la que RFEF imponga el castigo que considere oportuno al entrenador portugués.
El del pasado miércoles es, por ahora, el último capítulo de una larga guerra que se inició, al menos de manera más cruel, tras el enfrentamiento de la pasada edición de la Champions League en la que el FC Barcelona dejó fuera al Real Madrid.
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Con ocho millones de espectadores
El partido de vuelta de la Supercopa que enfrentó a catalanes y madrileños fue seguido por 8.067.000 espectadores y se ha convertido en el encuentro más visto de la historia de esta competición en La 1 de TVE.
En un comunicado difundido por la cadena, informa que el Barcelona-Madrid alcanzó una cuota de pantalla del 54,5 por ciento y fue visto en algún momento de la cita por 13.200.000 espectadores.
El minuto de oro se registró a las 23.40 horas, momento en el que 9.125.000 personas estaban pendientes del encuentro. FC Barcelona y Real Madrid ya se habían enfrentado en la Supercopa de 1993 y 1997. El encuentro de vuelta de 1993, el más visto hasta la fecha, fue seguido por 7.107.000 personas.
Azulgranas y blancos también ostentan el récord de audiencia en un encuentro de la Liga Española al alcanzar los 14.000.000 de espectadores en el último Barcelona-Real Madrid.
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