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AVISOS POLÍTICOS > POR Juan Hernández Bravo de Laguna

Tú a Doñana y yo a Galicia

   

Un Consejo de Ministros extraordinario aprobó la semana pasada en Italia un duro Plan de ajuste hasta 2013 de 45.500 millones de euros, que se une a un Plan anterior de 79.000. El nuevo Plan incluye una subida de impuestos generalizada y recortes significativos en el gasto público, con medidas administrativas tan drásticas como la supresión de 36 provincias y la fusión de 1.500 municipios. En Francia se anuncian acciones equivalentes y Portugal está haciendo sus deberes igualmente, con subida del IVA incluida. Un buen ejemplo para nuestro Gobierno en liquidación. Y de vacaciones. Porque, a diferencia de Berlusconi, Merkel, Sarkozy y los demás líderes europeos, Rodríguez Zapatero, la vicepresidenta económica y la mayor parte de los ministros se fueron de vacaciones. También lo hicieron la mayoría de los gobernantes autonómicos de ambos partidos. E incluso Rajoy, que, para no ser menos, se marchó a Galicia. “Tú a Doñana y yo a Galicia”, podríamos titular. Lo que significa que la actividad pública se redujo al mínimo en las pasadas semanas, salvo algunos contactos telefónicos, hasta el inicio de la visita papal y el Consejo de Ministros del pasado viernes. Todo un modelo de cómo no hay que combatir una situación económica dramática y del talante de nuestros políticos, del Gobierno y de la oposición.
Un particular interés para nosotros tiene la fusión municipal italiana. Una de nuestras -muchas- asignaturas pendientes es nuestro excesivo -y disparatado- número de municipios, cada uno con su moción de censura, su cuestión de confianza y su concejal de Urbanismo. Una fuente incesante de caciquismo, de transfuguismo y de corrupción que ningún Gobierno de la democracia se ha atrevido a atajar. Igual que ninguno se ha atrevido a sacar adelante una ley reguladora del derecho de huelga. Tengamos en cuenta que, según el padrón municipal del pasado año, de los 8.116 municipios españoles, solo 397 tienen más de 20.000 habitantes, 1.062 cuentan con menos de mil, 2.759 con menos de quinientos y 1.041 con menos de cien. ¡Casi 5.000 municipios españoles no llegan a los mil habitantes! Un auténtico monumento a la ineficiencia y al despilfarro. Muchos Ayuntamientos españoles, además, son meras agencias de contratación de obras y servicios, que en demasiados casos son facturados por encima de su coste real, exceso que sirve para financiar al partido o al político de turno. No es extraño, entonces, que el Partido Popular se haya unido al PSOE para declarar que no ve necesario reducir el número de municipios. ¡Cómo van a reducir tan productiva fuente de financiación ilegal!
Durante el segundo franquismo, su época tecnocrática de desarrollismo autoritario, se adoptaron medidas técnicas muy beneficiosas para nuestra economía y nuestra gestión pública. La ley de procedimiento administrativo que se elaboró entonces, por citar un ejemplo, es casi insuperable técnicamente. Pues bien, una de esas medidas fue un plan sistemático de comarcalización y de fusiones municipales que, después, la democracia abortó. Al contrario, ahora se crean con gran facilidad municipios nuevos por segregación de otros (El Pinar), salvo cuando concurren intereses partidistas inconfesables (Tejina). Fue -es- uno de los grandes errores de nuestra transición y de nuestra democracia, que repudiaron en bloque y sin distinción todo lo hecho por la dictadura franquista, y aplicaron aquello tan español de que, por principio, todo lo ideado e implementado por los que estuvieron antes es negativo y hay que eliminarlo. Y es negativo y hay que eliminarlo por la sencilla razón de que no lo hemos llevado a cabo nosotros. Así funcionan aquí las relaciones entre políticos, incluso del mismo partido: lo primero que hace el que llega es destruir la obra de sus predecesores. Excepto Rajoy, que, si por fin vence en noviembre, es probable que no se atreva.
El flamante nuevo portavoz del Gobierno es uno de los que, por desgracia, no se ha ido de vacaciones. Y no ha perdido el tiempo. En su línea habitual, ya se ha permitido faltar al respeto al Partido Popular y, en general, a todos los españoles cuando ha manifestado que “se acerca el fin de ETA y el PP está preocupado”. De hecho, uno de los rumores políticos más intensos que ha circulado este verano por los mentideros madrileños es que la fecha de las elecciones dependía del comunicado de los terroristas vascos sobre su abandono de la violencia o su disolución. En la inteligencia de que, para pagar el precio de ese abandono o esa disolución, el Gobierno obligó al Tribunal Constitucional a autorizar la concurrencia electoral de Bildu. Sería lo único que permitiría a Pérez Rubalcaba remontar sus expectativas de voto y que, de alguna forma, redimiría la nefanda gestión de Rodríguez Zapatero al frente del Ejecutivo.
Por lo que se refiere a la actualidad de la crisis, Bruselas y Berlín han prohibido las operaciones bursátiles especulativas en contra de determinados valores, y que tanto perjudican a los pequeños ahorradores, denominadas ventas en corto al descubierto u operaciones de posiciones cortas. Sería muy interesante para nuestra maltrecha economía y nuestros no menos maltrechos ahorradores que España hiciese lo mismo. Y sería más interesante aún que, como ocurre en Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y otros países, se adoptasen normas de disciplina bancaria, se penalizara la gestión irresponsable y los errores de los banqueros, se limitasen sus sueldos e indemnizaciones, y las comisiones bancarias, y, en resumen, se impidiese de una vez que el grupo de presión de los bancos y las cajas de ahorro siga campando por sus respetos en la jungla financiera española y siga haciendo recaer todo el peso de la crisis sobre el ciudadano de a pie.
Pero, ¿cómo van a hacer semejante cosa nuestros partidos si los bancos y las cajas de ahorro los financian y financian sus campañas electorales y otros excesos con unos préstamos preferenciales que casi siempre se condonan y casi nunca se devuelven? ¿Cómo van a hacer semejante cosa nuestros partidos si, al igual que los sindicatos, son los principales deudores de los bancos y las cajas de ahorro?
José Luis Rodríguez Zapatero y Rajoy: uno veraneando en Doñana y otro en Galicia, pero tan cercanos en su dependencia -complicidad- con los bancos y las cajas de ahorro. Una relación estable que nos tememos seguirá siendo estable durante mucho tiempo.