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AVISOS POLÍTICOS > POR Juan Hernández Bravo de Laguna

Un mandato claro

   

Resulta increíble que la fecha elegida para celebrar las elecciones generales por fin adelantadas sea inocente. ¿Se pretende sugerir que un triunfo de Rajoy supondría la continuidad en el tiempo del dictador fallecido y que la victoria de Pérez Rubalcaba lo enterraría para siempre? ¿Se quiere que los españoles al votar ese día tengan muy presente a la dictadura franquista? Pero también se puede dar la vuelta a estas interpretaciones y concluir que ese día morirá un Gobierno nefasto. La elección de la fecha parece más propia del candidato socialista y sus perennes triquiñuelas y maquiavelismos que del presidente amortizado. Bueno, la elección de la fecha y la propia convocatoria anticipada de elecciones, a la que Rodríguez Zapatero siempre se opuso, a pesar de lo que ahora afirma. La convocatoria anticipada era uno de los objetivos prioritarios del candidato y de su sector en el partido, conscientes del peligro que supondría un empeoramiento del escenario económico, cada vez más probable, y supone un afianzamiento importante en la pugna que mantiene con el presidente y sus escasos seguidores por el control de la organización socialista. Aunque sea no menos increíble, el presidente pretende continuar como secretario general y rentabilizar en su favor una eventual derrota electoral de Pérez Rubalcaba. A medio plazo, la realidad política se impondría y la situación devendría inviable. Sin embargo, el candidato no se conforma y quiere el poder partidista en breve. Todo indica que lo puede conseguir. Rodríguez Zapatero ha afirmado que la decisión de adelantar las elecciones la tenía “pensada desde hace tiempo”. Eso significa reconocer que ha mentido reiteradamente a los españoles cuando hasta hace poco manifestaba que agotaría la legislatura para culminar su supuesto programa de reformas económicas. Ahora justifica su decisión, pactada con -impuesta por- Pérez Rubalcaba, en que “se han sentado las bases de la recuperación”, “el rumbo está fijado” y “el Gobierno ha cubierto los objetivos que se marcó” ¿En qué quedamos? Ha asegurado, además, que adelanta las elecciones pensando “en cumplir con el deber y el interés general”, porque la medida “generará certidumbre política y económica”. Claro que la medida generará certidumbre política y económica. Entonces, ¿por qué se ha resistido a adoptarla en los meses pasados?
La verdad se llama creciente deterioro económico. La prima de riesgo-país española se ha desbordado de nuevo muy por encima de los 300 puntos básicos. Un poco antes de que el presidente hiciera su anuncio de adelanto electoral, la Agencia Moody’s ponía bajo sospecha a España y a sus instituciones clave, y llegaba a anunciar que aumenta el riesgo de un shock en la economía española. Al mismo tiempo, la Agencia rebajaba un grado la calificación de la deuda de seis Comunidades Autónomas y estudiaba la de otras cuatro, advirtiendo respecto al “deterioro fiscal” de Castilla-La Mancha, Murcia, Valencia, Cataluña, Andalucía y Castilla y León. Moody’s ha anticipado también un posible recorte de la deuda pública española y ha revisado la calificación de cinco de nuestros bancos. Por otra parte, es evidente que la contención del déficit del Estado no cubre los excesos presupuestarios de la Seguridad Social y las Comunidades Autónomas. Y todo eso a pesar de los esfuerzos gubernamentales para disfrazar nuestros datos económicos y, en particular, las cifras del paro. Se anuncia, por ejemplo, que los menores de 30 años sin formación recibirán una renta por el nuevo “contrato de aprendizaje”, con lo que antes de las elecciones el Gobierno podrá excluir de las listas del desempleo a unos 600.000 de ellos.
Por ello no es de extrañar que, ante la falta de soluciones económicas y presupuestarias, un grupo de Autonomías estudien devolver competencias al Estado: Madrid, Murcia y Castilla-La Mancha se han mostrado dispuestas a hacerlo. Sería una decisión sensata y patriótica que ya se ha tomado en la Alemania federal, y que otras Comunidades deberían imitar, incluyendo alguna atlántica y archipielágica. Porque nos tememos que en un futuro no muy lejano la economía irá poniendo a cada uno en su sitio. Y que si el nacionalismo económico fracasó en el siglo XIX es un contrasentido pretender que triunfe dos siglos más tarde. Al margen de la crisis, se está planteando que uno de los motivos del adelanto electoral reside en el muy reciente barómetro preelectoral del CIS, según el cual el PSOE recorta unos 3,3 puntos al Partido Popular en estimación de voto con Pérez Rubalcaba como candidato, mientras los encuestados creen que el candidato socialista es “más honesto, eficaz, dialogante y mejor negociador que el líder popular”, es decir, que sería mejor presidente del Gobierno que Rajoy. Como era de esperar, las reacciones de cada uno de los dos partidos han sido contrapuestas. El Partido Popular ha asegurado que “últimamente el CIS no da ni una con sus encuestas”, y, por el contrario, algunos socialistas han llegado a opinar que esos datos reflejan un “cambio de tendencia” y auguran una “sorpresa en las elecciones generales”. Es más que probable que los resultados de este barómetro preelectoral hayan sido manipulados, igual que la Junta de Andalucía acaba de ser sorprendida alterando las cifras de un sondeo oficial para que Griñán superara a Arenas y no al revés: en España las encuestas y los sondeos no reflejan la realidad, sino pretenden modificarla. No obstante, harían bien en el Partido Popular en tomar toda clase de precauciones, porque pueden saltar sorpresas de última hora y producirse fluctuaciones a la baja de los populares: Rajoy sigue siendo un candidato débil, proclive a decir tonterías con cara de pasmo y a cometer errores infantiles, que, además, arrastra una persistente baja valoración ciudadana. El análisis de nuestro comportamiento electoral en la actual etapa democrática demuestra que en España, desde la transición, los cambios electorales significativos han sido siempre el producto de una grave crisis política y de una situación de anormalidad social. ¿Ha originado una situación así la crisis económica? ¿Se llevará por delante al socialismo junto con el zapaterismo? ¿Se confirmarán los resultados de las elecciones autonómicas y locales? Rajoy ha manifestado: “Vamos a pedir a los españoles un mandato claro”. La incógnita está en la naturaleza del mandato: que se dirija a La Moncloa o se vaya directamente a su casa, sin pasar por la calle Génova.