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Un Miró para perros y gatos

   

Escultura de Miró ubicada en el parque viera y Clavijo. | JAVIER GANIVET

VERÓNICA MARTÍN | SANTA CRUZ DE TENERIFE

Unas latas de sardinas a la mitad, restos de atún y varios contenedores de plástico con agua dejan entrever que hay alguien que sí cuida diariamente del parque Viera y Clavijo. O, al menos, de parte de sus actuales habitantes: los gatos callejeros que han visto en este edificio un perfecto refugio urbano.

Los gatos no son los únicos beneficiados del abandono real que sufre el que fuera uno de los centros culturales más importantes de la capital. Los propietarios de perros de la zona están encantados porque la apertura, hace unos meses, de las vallas que lo cerraban les ha permitido tener un lugar adecuado donde pasear a sus perros en medio de la ciudad. Sus zonas ajardinadas sirven para que sus canes puedan correr y ejercitarse y los bancos, para que sus dueños puedan pasar el rato charlando o leyendo. Perros y gatos urbanos se han convertido en, prácticamente, los únicos usuarios del espacio donde, entre otras cosas, agoniza la escultura Femme boutelle (en la foto) que firma el mismísimo Joan Miró, datada en 1975. Una obra a la que hoy le faltan los supuestos brazos y que está llena de telarañas. Esta escultura fue declarada Bien de Interés Cultural (BIC) en 2002 aunque, a tenor de su situación actual, más podría considerarse bien de desinterés cultural.

Detalle de una paloma muerta frente al edificio. | J. G.

Esta es la realidad del parque cultural Viera y Clavijo que lleva los últimos años sin el uso adecuado paralizado por la indefinición administrativa y la falta de fondos para su restauración. El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife se ha fijado como prioridad para septiembre una reunión efectiva con la Viceconsejería de Cultura del Gobierno de Canarias para dar una solución lógica y adaptada a los nuevos tiempos de crisis a este espacio.

Desde el Gobierno se va en la misma línea. Así lo confirmaron ayer ambas administraciones que se han marcado para primeros de septiembre el inicio de las conversaciones con el objetivo de buscar una salida para evitar que este edificio se derrumbe aún más. Este espacio se remonta a principios del siglo XX cuando una congregación de monjas belgas levantó una iglesia neogótica. Durante muchos años, acogió una escuela religiosa hasta que a finales de los 70 cerró sus puertas. Desde entonces, el Ayuntamiento de Santa Cruz la acogió como sede de múltiples acciones culturales, albergando, entre otras cosas, oficinas municipales, el teatro Pérez Minik, la sede de diversas actividades como cursos y talleres municipales y hasta la Universidad Internacional Meléndez Pelayo. Hace unas dos legislaturas, el Ayuntamiento llegó a un acuerdo con la Viceconsejería de Cultura del Gobierno de Canarias de cesión el edificio -al igual que se hizo con otras infraestructuras culturales- para que el Ejecutivo regional tuviese un teatro propio donde desarrollar la producción local. Desde la Viceconsejería de Cultura se recuerda que, en ese momento, había un presupuesto para acometer la reforma del edificio pero al comenzar las obras se detectaron problemas estructurales que multiplicaban el coste de la misma. En eso, vino la ya eterna crisis económica lo que llevó a la paralización de la reforma y que el parque cultural prosiguiera un deterioro aún mayor al estar exento de uso. El vallado de la obra deterioró más el espacio y hace unos meses se decidió abrir al menos los jardines al público aunque con un resultado no satisfactorio.

Antiguo colegio y conservatorio. | J. G.

Los técnicos de parques y jardines sí están regando y cuidando la parte verde pero, el resto deja mucho que desear. La suciedad es notoria, los bancos se encuentran en malas condiciones, las diversas esculturas que se hallan en el recinto van por el mismo camino de la que Miró. El edificio se decidió tapiar para evitar la entrada de vándalos, sin embargo, los restos de esa obra inacabada están a la vista. En estos momentos, hay dos escenarios al aire libre en el recinto inutilizados; unos jardines con un uso muy limitado; en la zona donde antaño había un parque infantil, ahora no hay sino ramas secas; y las aulas de actividades culturales se están deteriorando cada vez más. En el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, la concejal de Patrimonio Histórico y presidenta del Organismo Autónomo de Cultura, Clara Segura (PSOE) es también la delegada de ese distrito y ha declarado públicamente que la solución del Viera y Clavijo es una prioridad; algo en lo que coincide con su compañero en el área de Infraestructuras, Obras Públicas y Servicios, Dámaso Arteaga (CC). En semanas se verá si esas intenciones se materializan en algo concreto.

De momento, la mujer botella de Miró seguirá sin brazos alegrando a perros y gatos.

[apunte] Teatro sin uso

El Parque Cultural Viera y Clavijo alberga el Teatro Pérez Minik, que lleva ya años sin uso. Atrás quedaron momentos de festivales con miles de participantes y conciertos de todo tipo. También representaciones teatrales. Era un teatro abierto al uso de la comunidad donde más de un niño se subió a un escenario por primera vez en una exhibición de esas de fin de curso. Además, el que fuera una gran colegio religioso se reconvirtió con los años en el lugar idóneo para la cultura amateur. Entre sus paredes miles de santacruceros aprendieron a pintar al óleo, a bailar y, también, pudieron acudir a cursos a través de la Universidad Internacional Meléndez Pelayo, que celebró varias sesiones de sus cursos de primavera en esta infraestructura. Como usos curiosos no hay que olvidar que las bodas civiles que se celebraron en la ciudad durante años se hicieron allí, pues el Ayuntamiento encontró junto a las autoridades judiciales en ese entorno un lugar ideal para ese fin. El futuro está por definir.[/apunte]