La semana que termina, no es una semana más. Han ocurrido demasiadas cosas, muy significativas, para que pasen desapercibidas; para que sean, simplemente, algo más. Yo diría que se trata de mucho más; de muchísimo más.
Algo muy gordo está pasando de manera imparable entre los habitantes de éste agonizante planeta. El mismo que ha visto como intentan arrancarle un trozo más de la Amazonia -27% más que en 2010- en aras del consabido bien común. Para lograrlo no han reparado en gastos: matar a líderes ecologistas, arrasar docenas de poblados indígenas e intentar acallar el clamor internacional de los reporteros enviados especiales desde medio mundo.
La sinrazón se ha apoderado de casi todo. Incluso de un pueblo tan pacífico, culto y civilizado como el noruego que hasta ahora no conocía el terrorismo asesino. 77 víctimas mortales del enloquecido anti-islamista Anders Behring Breivik, la mayoría adolescentes del campamento juvenil de la isla de Utøya, a 40 kms de Oslo en donde se produjo también la explosión con los restantes muertos del doble atentado. En el tiroteo de la brutal masacre sorprende que el perturbado criminal de 32 años usara balas expansivas dum-dum, prohibidas en las guerras por la terrible carnicería que producen. El cirujano jefe del hospital Ringerike, Colin Poole, que atendió a los heridos, dijo que nunca había visto nada igual en sus 26 años de experiencia. ¿De dónde sacó el asesino tanta perversidad? De un vídeo juego,-declaró-: “Veo a Modern Warfare 2 más como parte de mi entrenamiento/simulación que otra cosa. Aun así he aprendido a amarlo”. ¿…? Pero lo que me parece más significativo de esta macabra historia es que una cadena de supermercados, por fin, haya decidido retirar de circulación 51 videojuegos. Algo empieza a cambiar.
¿Será posible lo que estamos oyendo? ¿Que de no haberse aprobado su margen de deuda EE.UU hubiese entrado en suspensión de pagos el pasado martes? ¿Es esto ciencia ficción o pérfida globalización para imponer la tan traída moneda del nuevo orden mundial? ¿Pinta tan poco España en Europa que todavía no se ha pronunciado una voz en Bruselas en defensa de éste supuesto “ataque de los mercados” a las economías más frágiles del sur del continente? ¿No será que los grandes ya se lo han repartido todo? Sí, a los grandes, a los que mandan, se les llama ahora “voluntad de los mercados”, “tensión de los mercados”. ¿Es que no tienen nombres los especuladores insaciables que se esconden detrás de ese eufemismo? Tal vez lo sepan ya los imparables indignados cuando anteayer coreaban: “Escucha, Botín, vamos a por ti”.
Algo empieza a cambiar. Esta rebeldía permanente ya no tiene marcha atrás. Ni en España, ni en Siria, ni en Egipto… Tal vez asistamos a un triste final de Hosni Mubarak como el protagonizado por Saddam Hussein. No conviene que estos dictadores antes protegidos y armados por nuestros gobiernos sean ahora los nuevos enemigos. No conviene que se sepa la verdad.
Cuando vean el lema Unidad en la diversidad en el dorso de la nueva moneda mundial, no se lo crean. La verdadera unidad en la diversidad es el Uno en todos. El amor y la solidaridad entre los hombres. No más Somalias con hambre. Esa es la única medicina que salvará de la enfermedad a este planeta que agoniza.
*Enviado desde La India