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De parto > Eugenia Paiz

   

El pacto entre nacionalistas y socialistas en el Cabildo guarda similitud con un parto difícil. Ese proceso que a priori no debería representar mayor complicación, pero que lleva al padre ansioso a recorrer kilómetros y kilómetros de pasillo, de arriba a abajo, de abajo arriba, hablando a veces por los codos y otros silencioso y taciturno. Mientras, adentro, en la sala de partos, la madre lucha contra los dolores que le produce pasar por algo para lo que se ha preparado durante meses en conversaciones y prácticas de respiración para afrontar lo que inevitablemente tiene que llegar. Pese a todo el bebé se resiste, y tanto dolor, más allá de los preparativos, la lleva a plantearse “en qué momento me metí yo en esto”. Así han estado los socialistas, dilatando una decisión que finalmente ha tomado el médico, que firme, con la convicción que da la experiencia en tantos y tantos alumbramientos, ha decidido introducir en el proceso la oxitocina que permitirá, por fin, un parto natural.

Ha sido un recorrido harto difícil, y en los preparativos, con una tensión que se agarra a los músculos de forma inevitable por el miedo a lo desconocido, uno de los progenitores, el más inseguro frente a los planes iniciales de ampliar la familia, ha tenido que templar los nervios, cambiar las prioridades para adaptarse al nuevo escenario. Aunque no lo confiesa, a día de hoy todavía no lo tiene claro, pero todo está decidido y ya no hay marcha atrás. Los socialistas han dado un primer paso, ahora convertidos en bebés, que aprenden a balbucear en un lenguaje distinto, el lenguaje del consenso, diluyendo aquí y allá el discurso crítico de antaño, construyendo una nueva forma de expresión hasta ahora desconocida.

Pero los padres están felices. Hay que tener en cuenta que más allá de los dolores por el cambio se encuentra lo que Guadalupe González Taño, en su plegaria al patrón de la Isla, llamó “un Cabildo estable y cohesionado”. Pese a todo los socialistas siguen taciturnos, recompensados, piensan, porque los hermanos que pudieron ser expulsados de la vida familiar ahora respiran tranquilos en el seno de una familia a ratos unida y a ratos también cohesionada. Sí, el pacto guarda similitud con un parto, pero este, más allá de un parto difícil, da la vida a un proyecto con una dudosa esperanza de vida, porque nace con una sola garantía, el 22 de noviembre y la más que previsible victoria del Partido Popular. Aún así, y desde la experiencia, los médicos han hablado y el parto no podía retrasarse 50 días, no era lo previsto. Al PP le da un poco lo mismo. Y se mantiene a la espera de que el nuevo proyecto sucumba ante las obviedades de una victoria electoral para la que no tendrán que hacer grandes esfuerzos, porque ellos pueden programar una cesárea en la que tienen todas las garantías.