Empieza el ‘cole’: los padres, a examen

INMA MARTOS | SANTA CRUZ DE TENERIFE

El jueves las legañas volverán a los ojos de los niños y los madrugones y las carreras de cientos de padres por llegar a tiempo al colegio. Los horarios y las rutinas se darán paso a medida en que la noche comienza a caer cada vez más temprano.

Quienes tienen hijos esperan septiembre como agua de mayo porque vuelven a compartir la responsabilidad de educar. Existe una conciencia general de que la escuela debe comandar la educación de los niños, pero los expertos en esta materia creen que el ochenta por ciento corresponde a las familias y su entorno cercano, y solo el veinte, a los maestros y los profesores. Los últimos están pidiendo a gritos la implicación de los padres que “cada vez es menor” y algunos psicólogos aseguran que esa ‘ausencia’ parental en este ámbito, “puede ser una de las causas que contribuyen al fracaso escolar”.

Ascensión Tejera cuenta con una dilatada experiencia como profesora y orientadora de Primaria y Secundaria, y sostiene que “la clave de la madurez, el equilibrio y el éxito en los estudios de los niños está en la familia”. Pero ¿a qué se refieren cuando hablan de implicación?. Es cierto que muchos padres no saben como deben hacerlo dice, porque los niños no vienen con manual. Pocas normas pero inquebrantables, organización de actividades aunque sin agobios y hábitos correctos para el descanso y la alimentación son algunos de los consejos a los que alude la experta y además, “constancia y paciencia infinitas”. En principio parece fácil. Cuanto antes se empiece a poner en práctica, más sencilla resultará la educación y con mayor éxito se desarrollará toda la etapa escolar.

A los tres años, incluso antes en algunos casos, los niños pisan por primera vez las aulas. Para ello, deben haber adquirido antes autonomía personal, comenta María Victoria Rojo, profesora de Infantil; no llevar pañales, comer solos o masticar. A primera hora de la mañana del próximo día 7 de septiembre no sólo llorarán muchos niños, “también lo harán algunas madres en la puerta del colegio”, sobre todo en los centros de infantil comenta María Victoria . Para eso se ha creado el período de adaptación y aunque puede resultar molesto para algunos padres explica, “muchos niños, sobre todo los que no han ido antes a la guardería tienen que adaptarse a estar en un sitio extraño y sobre todo, acostumbrarse a que en el colegio no son los únicos como en casa, y tienen que compartir con otros niños”, dice la maestra.

La faceta emocional es fundamental en un niño y estas emociones en gran parte, son transmitidas por la madre, según explica la profesora. Ascensión comenta que hay casos en los que son las propias progenitoras quienes crean angustia a sus hijos con frases como “pobrecito mío, se va a quedar solito en el colegio”, o cuando regresan les dicen cosas como “¿qué te han hecho en el cole, mi niño?”. “Hay que hablar de la escuela de forma positiva y motivarles para que la perciban como un lugar en donde van a aprender, a disfrutar etc. porque pasaran muchas horas de su vida allí”.

La jornada en el colegio es larga. Siete horas aprendiendo, jugando, socializando… y aun queda una larga tarde que rellenar. Algunos expertos apuntan a las edades comprendidas entre los cero y los tres años como las de mayor desarrollo cerebral del niño y a los cuatro años posteriores como la etapa en la que fija con mayor éxito el aprendizaje. Así que según explica Ascensión, las actividades extraescolares son buenas, pero siempre y cuando no supongan un agobio para padres e hijos. Lo ideal es que ellos elijan lo que más les guste hacer y que lo que sea, también les deje tiempo para otras cosas importantes como merendar sin prisas, jugar y hacer las tareas. En este sentido, indica que ya desde los tres años se debe empezar a crear el hábito de trabajo diario; que se sienten aunque sea diez minutos a pintar o hacer manualidades propias de su edad e ir aumentándolo paulativamente a medida que pasan los años.

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Un curso ‘redondo’

– Se estima que los niños necesitan diez horas de sueño y descanso para afrontar el día. El rendimiento disminuye cuando no descansan al menos diez horas.

– El día debe comenzar sin prisas; mejor levantarse más temprano para vestirse y desayunar con tranquilidad y que no suponga un estrés para los niños y para los padres.

– El desayuno debe ser la comida más energética del día. A media mañana se recomienda una pieza de fruta o un jugo y un bocadillo, galletas o frutos secos. En infantil se prohíbe llevar chucherías, refrescos y bollería industrial por considerar que no es saludable.

– Una o dos horas al día dedicadas a las actividades extraescolares por las que el niño muestre interés son suficientes. Hay que explotar las capacidades intrínsecas del niño y fomentarlas, a todo el mundo se le dan mejor unas actividades que otras.

– Aprendizaje: Todo lo que vaya aprendiendo el niño debe hacerlo a partir de ese momento por sí solo.

– Leerle un cuento cada día fomentará su posterior interés por la lectura.

– El juego forma parte importante del desarrollo de los niños, por eso deben tener también un tiempo diario para jugar.

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