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EL MEGÁFONO > LA RANILLA (II)

La historia del barrio narrada desde dentro

   

Fernando Viale (centro), junto a directivos de la A.V. La Peñita, en la presentación de uno de sus libros. / M.P.

LUIS F. FEBLES | Puerto de la Cruz

La historia del barrio de La Ranilla, en el Puerto de la Cruz está inevitablemente ligada a la figura del cronista y exalcalde portuense José Agustín Álvarez Rixo. De sus escritos se extraen numerosas referencias a aspectos relacionados con la formación de la ciudad, así como de su estructura social y económica. Para este artífice de la unificación y conservación del archivo municipal, nada de la realidad portuense escapó a su interés.

Para los ranilleros, el año 1506 supuso el inicio del poblamiento y la formación a partir del muelle de uno de los barrios con la población más antigua del municipio. En esta época, el Cabildo, decide la construcción del puerto del Araotava, ya que los responsables políticos del momento consideraban el lugar como apropiado para “cargar y descargar las mercaderías”, además de la aparejada construcción de una casa-almacén para meter “las mercaderías”.

Estas citas que rememoran los origenes del muelle pesquero y el consiguiente poblamiento de La Ranilla, las recoge de forma magistral el historiador portuense Fernando Viale Acosta en su libro La Ranilla: Una mirada retrospectiva. La historia del barrio se presenta a través del trabajo de recopilación de datos y materiales llevados a cabo por su autor para ofrecer una visión contrastada de la historia que ha llevado a la formación y desarrollo de este privilegiado enclave portuense.
Tal y como indica Viale en su libro, el origen del nombre del barrio se desconoce, aunque hay varias teorías. “Es difícil saber con exactitud de dónde viene su nombre. Aunque he buscado en protocolos notariales y datas, no hay referencias claras. Viera y Clavijo cita en una de sus obras a dos soldados de apellido Ranilla, pero no hay ninguna vinculación exacta por lo que el origen es incierto”. Para este historiador, el barrio tuvo una inquietud “intelectual destacable”, incluso existía una escuela de primeras letras, patrocinada por el Gremio de Mareantes que tuvo su ubicación en la calle del Lomo, en la que durante los años 1804 y 1805 hubo una destacable actividad.

La AV La Peñita ha recopilado la historia del barrio en varios libros. / M.P.

Enterramientos

Para financiarla y poder darle educación a los hijos de los pescadores, estos pagaban las enseñanzas con lo que obtenían de las soldadas. Una vez al año se mandaba desde el puerto a un hijo de marinero a la escuela de náutica de mareantes en Sevilla, de ahí la inquietud intelectual de este barrio. Como anécdota, este historiador recuerda que “antes de que se pudieran hacer los enterramientos en el cementerio de los ingleses, la chercha, lo normal era que cogieran a los protestantes que fallecían y los tiraran al mar. Esta tradición no era bien recibida por los pescadores ya que consideraban que les espantaba la pesca, con lo cual, si cogían el cadáver lo tiraban a la tierra”.

Finalmente, se ordenó que los enterramientos de los extranjeros se hicieran bajo un funeral militar. “Salían de la casa mortuoria con la bandera de su país y se les enterraba en la chercha”. En el transcurso de la historia de La Ranilla, un punto de inflexión para este historiador ha sido el fenómeno del turismo que “cambia el barrio, ya que empieza el abandono de las labores de la pesca por las actividades turísticas; son más seguras y más productivas”.

Para Fernando, la asociación de vecinos La Peñita “siempre ha sido muy activa y ha estado implicada en las necesidades culturales del barrio. Su labor es esencial”.