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Imágenes con historia

Una escocesa, la primera mujer que subió al Teide

   

Miembros de una expedición al Teide posan para la cámara, en 1900. / Foto: cedida por la Fundación para la Etnografía y el Desarrollo de la Artesanía de Canarias (FEDAC). Autor: Miguel Brito Rodríguez

AGUSTÍN M. GONZÁLEZ
SANTA CRUZ DE TENERIFE

El pico Teide ejerció desde la antigüedad una especial fascinación sobre la mayoría de los viajeros que pasaron por Tenerife. Su imponente silueta en medio de la Isla era visible para los barcos desde varias millas de distancia.

Según cuentan los cronistas, entre las viajeras decimonónicas se distinguían dos actitudes contrapuestas respecto a la colosal y mítica montaña. Unas consideraban impropio de una dama la ascensión al pico, más por lo agotador de la experiencia que por consideraciones morales. Fue el caso, por ejemplo, de las famosas Lady Ann Brassey, Lady Goodenough, Frances Latimer, Margaret D’Este, Marianne Nort y las hermanas Du Cane, que recorrieron la Isla pero no se interesaron en subir a Las Cañadas.

Otras ilustres visitantes, sin embargo, no tuvieron reparos en trepar por los riscos del volcán ataviadas con sus ropajes victorianos, en pos de coronar una cima que les acercaba al cielo y, también, a la igualdad con el varón. Sin embargo, entre la población de la Isla de esa época, una sociedad profundamente retrasada, retrógrada y desigual, las mujeres no se planteaban siquiera semejante aventura, tan impropia del sexo débil. Y los hombres que lo hacían era por pura necesidad, por trabajo, como pastores, guías o arrieros de los expedicionarios, hieleros, etc.

La que pasa por ser la primera mujer que ascendió al Teide, según constataron los antiguos guías locales que acompañaban las excursiones, fue una escocesa, llamada señora Hammand, que en 1825 se cruzó en plena ascensión con la expedición organizada por el afamado geólogo prusiano Christian Leopold von Buch, junto al médico y botánico noruego Christian Smith. Así lo reseña brevemente en una de sus publicaciones el historiador orotavense Manuel Hernández González, quien apuntó que “al descender del Teide hacia Vilaflor vieron el único pinar que entonces se conservaba en la Isla de Tenerife”.

Después de la aguerrida señora Hammand, de la que poco más se conoce, se tiene constancia de otras pioneras -siempre extranjeras- que subieron al pico del Teide a mediados del siglo XIX, como Jessie Duncan, esposa del astrónomo Piazzi Smith que instaló un observatorio en Las Cañadas; Isabel Arundel, esposa del explorador y diplomático Richard Burton, Elizabeth Murray y Olivia Stone.