Recuerdo bien que hace unos 20 años llamábamos así a ese tipo de gente que salía por la tele para confesar que eran el mismísimo Jesucristo y que tras viajar en el tiempo habían conocido a Michael Jackson en el Egipto de los faraones. Gente singular e inclasificable que llamaba más la atención por su osadía y su estética que por su talento. Muchos de ellos disfrutaron de un corto periodo de éxito que les permitió pasearse por distintos programas de dudosa reputación para escarnio popular, pero al poco tiempo volvieron al anonimato con la misma velocidad que salieron de él.
La palabra Friki, del inglés Freak, hace referencia a lo extraño y lo extravagante. Actualmente, se trata de un término peyorativo que suele referirse a las personas de apariencia o comportamiento inusual que se muestran obsesionadas por algún tema muy concreto del que son fanáticas. En el pasado, también se utilizó para referirse a personas con alguna malformación o anomalía física notable y que, bajo la gran injusticia social imperante, eran exhibidos incluso en los circos. Pero hoy día parece que todos nos hemos convertido en frikis prácticamente de la noche a la mañana.
Continuamente escucho a demasiada gente utilizar la palabra friki de manera despectiva. ¿Por qué? ¿Acaso no son frikis los que se ponen una camiseta del Real Madrid y se pasan medio día esperando a Cristiano Ronaldo detrás de una valla? ¿Hay alguien más friki que el tipo que tunea su coche hasta dejarlo como un quiosco? ¿No somos todos fanáticos de algo? ¿Del deporte, de la cocina, de los coches, de los tatuajes, de Hello Kitty? Los frikis que me rodean son gente que ama el buen cine y la buena música, disfruta del teatro y la literatura, viste sin sujetarse a modas y muestra una gran curiosidad por el mundo que les rodea. ¿Por qué avergonzarse de ello? Al contrario, seamos frikis de nuestro tiempo como hoy también lo serían Julio Verne, Mozart, Salvador Dalí, Virginia Wolf, Carl Sagan o el mismísimo Gandhi. Los frikis somos gente despierta y creativa. Piensa por un momento en esos frikis que inventaron Internet, tu iPhone, a Mickey Mouse, el Tetris o la bombilla. ¿Acaso te crees mejor que ellos?