“El técnico que diga que ganó un partido es un fantasma”

"Aquí hay pocos profesionales porque no saben el significado de esa palabra”, dice Martínez. / DA

NORBERTO CHIJEB | Santa Cruz de Tenerife

Alejandro Martínez es un rara avis en el deporte tinerfeño. Lleva nada menos que siete años sin que nadie le mueva la silla y eso que la posadera es lagunera y aurinegra, cuando él se hizo como jugador y entrenador en la marea nauta. 270 partidos en el banquillo canarista y 151 victorias le avalan al inicio de su octava temporada. Vive por y para el baloncesto pero, también, tiene tiempo para Patricia, la familia y los amigos. Es un gran conversador, quizás su mejor virtud, porque sabe escuchar.

-¿Ya tienes la fiebre amarilla o sigues siendo nauta?

“Tengo la fiebre amarilla desde hace ocho años aunque es de bien nacido ser agradecido y no olvido mi larga estancia en las categorías inferiores nautas, tanto de jugador como de entrenador. Ahora mismo, para mí es un tremendo orgullo defender lo mejor que se el banquillo de un club con la historia del Canarias”.

-¿Cómo has logrado sobrevivir tanto tiempo en La Laguna?

“Con mucho trabajo, pocas horas de sueño, trabajando con honestidad y honradez y, por supuesto, con una directiva y un gerente valientes”.

-¿Dime un partido que hayas ganado y otro que perdieras tú?

“Se dice que cuando se gana un partido lo ganan los jugadores y cuando se pierde, lo hace el entrenador. Yo prefiero hablar de que gana y pierde el equipo. A mí un entrenador que dice que él ha ganado el partido, me parece un fantasma. Por muy bueno que sea tu planteamiento, si no se ejecuta bien, no sirve para nada. Y por muchos puntos que anote un jugador, nunca podrá jugar solo. Necesita a sus compañeros y al entrenador. Juego en equipo”.

-¿Ibas para director deportivo y has triunfado como entrenador?

“Lo de director deportivo siempre me lo decía Pepe Cabrera (q.e.p.d.) y es algo que me gustaría poder desarrollar a medio plazo no solo a nivel de jugadores profesionales, sino también en el trabajo de cantera. Y lo de haber triunfado como entrenador, no se, no se. Mi madre seguro que lo piensa, pero no creo que muchos más”.

-¿De quién aprendiste más?

“No referirme como maestros míos, y sin que el orden sea sinónimo de mayor o menor importante, a Felipe Coello, José Carlos Hernández Rizo, Pepe Cabrera, Luquillo, Luis Macía, Fernando Llombet, Bite y a muchos técnicos más de la Isla, sería mentir. No me canso de decir que Tenerife tiene un nivel de entrenadores muy alto”.

-¿Es más fácil enseñar a un niño o dirigir a un jugador profesional?

“Dirigir a un profesional. Si se deja, claro”.

-¿Con tanta cantera, por qué no salen más jugadores profesionales de la Isla?

“Porque no entienden el significado de esa palabra. Pero apuesto que lo conseguiremos cambiar a medio plazo y saldrán jugadores. Lo que está claro es que hay que hablar menos y trabajar más, aunque haya gente que se enfade por estas palabras, sobre todo algunos padres que con sus actuaciones solo perjudican a sus hijos”.

-¿Es buena tanta dispersión de equipos en Tenerife?

“No, pero es lo que hay”.

-¿Crees en la convergencia o en el proyecto único?

“Sí, creo que es la mejor salida si queremos tener un equipo en la élite”.

-¿Te sientes raro aún en el Santiago Martín?

“Quizás solo me sentí raro el primer día, ahora mismo estamos muy cómodos sobre todo gracias a las facilidades de los trabajadores de la instalación, con Jesús Álvarez a la cabeza”.

-¿Tu sueño es entrenar al Barcelona o a la selección española?

“Sueño poco, pero preferiría entrenar al Canarias en la ACB y luego, poder participar en la selección española señor”.

-¿Sales de copas con tus jugadores?

“No”.

-¿Pizarra o psicología?

“Un poco de cada cosa”.

-¿Cerebro o corazón?

“Trato de trabajar con el cerebro pero, a veces, me puede el corazón. Me tengo que aguantar muchas veces”.

-¿Amarillo y negro o blanco y azul?

“Ahora mismo, amarillo y negro y azulgrana, por supuesto. Aunque el blanco y azul fueron muy importantes para mí en los años 80-90”.

-¿Los Limoneros o Casa Maquila?

“Aunque nunca le digo que no a nada que sea ir a comer, sobre todo si la compañía es buena y la tertulia del café se presenta interesante, sí que me inclino por Los Mosqueteros en La Laguna (una tablita de jamón y queso, huevos estrellados, ensalada de salmón y langostinos y no perdono el helado de yogur de postre) y El Templete en El Médano (de comer lo que quieran ponerme José y Javi, creo que nunca he pedido en este restaurante, y de beber, el vino que me recomiende Miguel, pero de postre siempre brownie con helado). Por cierto, nunca he tenido la opción de ir a comer a Los Limoneros y en Casa Maquila siempre he comido muy bien”.

-¿Por qué no cree en el matrimonio?

“Uff!! No creo que haga falta pasar por el altar ni firmar un papel para estar a gusto y convivir con la persona que quieres. Nosotros estamos bien así”.

-¿Echa de menos escribir de los críos?

“Pues la verdad es que sí. Bastante y, además, viendo que en breve empiezan las competiciones, más aún. Ahora entrenaré de nuevo minibasket en el Luther King de La Laguna y veré mucho baloncesto de base pero no escribiré de ellos”.