SANTIAGO TOSTE | Santa Cruz de Tenerife
Siempre tuvo claro que no quería desarrollar una carrera musical en solitario, pues para ella es “lo máximo, algo maravilloso, sentir que añades una pequeña parte de ti, de tu música, al todo de la orquesta”. Victoria Jayne Carlisle nació en el sur de Inglaterra, en Rustington, condado de West Sussex, y desde que tenía 13 años toca el arpa, un instrumento que ama y que, entre otras cosas, le ha permitido trabajar en la Orquesta Sinfónica de Tenerife.
La tradición musical en su familia viene de los abuelos. “No eran profesionales -detalla-, pero tenían un grupo y llegaron a tocar música de baile para el ejercito británico durante la Segunda Guerra Mundial”. “Comencé con el piano a los cuatro años -explica a DIARIO DE AVISOS-, pero fuí probando con otros instrumentos”. “Un día, en clases de guitarra -comenta-, cuando tenía 13 años, mi profesor mantenía una conversación telefónica con una señora que enseñaba a tocar el arpa y yo enseguida me sentí muy interesada por aprender. Al poco tiempo, ya compartía un arpa con otros tres estudiantes”.
Su primer instrumento, un regalo de sus padres, “que no sabían muy bien si se trataba de un capricho o de que esta vez iba en serio”, lo tuvo con 15 años.
Pero la cosa, salta a la vista, iba en serio. “La decisión de que un niño comience a estudiar música -expone Victoria Jayne Carlisle- tiene que salir de él, no puede ser forzada desde el exterior”. “Hablamos de una disciplina que requiere mucho trabajo y mucho tiempo, de un mundo muy competitivo, además; y por eso, si no le gusta realmente -argumenta-, si no es algo que sale de su interior, es un error obligarlo, aparte de que los resultados, salvo excepciones, no serán buenos”.
A todo eso, que podríamos llamar vocación y perseverancia, la arpista de la OST añade un factor más: se trata de un aprendizaje que nunca concluye. “Aprendo mucho de los otros músicos, pero yo destacaría también lo que me enseñan mis alumnos”, subraya, “porque cada vez que me formulan una cuestión, cuando les escucho tocar y afrontar un determinado problema, eso me hace replantearme aspectos musicales y técnicos que quizás, en el día a día, había pasado por alto. En definitiva, enseñar me hace pensar de otra manera la música”, sostiene.
Si Victoria Jayne Carlisle tuviera que decantarse por los autores que ocupan un lugar privilegiado en su discoteca particular, en esta elección figurarían Richard Wagner, “y también los compositores franceses con obras para arpa; al escucharlos te llevan a otro nivel”, confiesa el arpa solista de la Sinfónica, quien también recomienda perseverar al acercarse a la música clásica. “Muchas veces, en ciertas obras, no es sencillo al principio disfrutar con ellas”, apunta, “por eso debemos ir poco a poco, escuchar varias veces una composición para poder maravillarnos con toda la riqueza que nos ofrece”.
Ahora mismo hay un proyecto al que Victoria Jayne Carlisle presta mucha atención. El de formar un dúo con su compañera Dede Decker (trombón). “Todavía no hemos llegado a plasmarlo tocando juntas -señala-, pero sí que estamos recopilando material y creo que va a ser una experiencia muy interesante”. No obstante, también hace hincapié en que el proyecto más importante, “un sueño que se ha hecho ya realidad”, se llama Orquesta Sinfónica de Tenerife. “Éste es el trabajo que siempre desee y mientras pueda no pienso abandonarlo, se trata de algo que ha colmado todas mis expectativas”, concluye.